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José Manuel Ponte

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José Manuel Ponte

Juego de pies de los porteros

En un café al que acudo de vez en cuando a tertuliar, se habla de fútbol y de la exigencia de algunos entrenadores para que los porteros de su equipo dominen el balón con los pies, habilidad que hasta ahora no se les pedía o se consideraba una excentricidad peligrosa. El asunto se plantea a propósito del estreno como portero titular del Barcelona del alemán Ter Stegen, que es un auténtico especialista en esa variante del juego. Al parecer, el entrenador del equipo catalán, el asturiano Luis Enrique, es partidario de que el juego de ataque de su equipo comience con el portero moviendo el balón con los pies cerca del área propia al objeto de invitar a los delanteros contrarios a que se acerquen a disputárselo y dejen espacio a sus espaldas para un veloz contraataque.

Pudiera ser esa la intención última, pero no deja de ser una táctica de alto riesgo si se utiliza más de la cuenta, porque es un axioma futbolistico que cuanto más lejos de la portería esté la pelota menos peligro hay para para la integridad de las redes propias. Y, lo que es más importante, menos sufrimiento e incertidumbre, para los seguidores del equipo. Todo eso se pudo comprobar durante el partido que el Barcelona disputó el domingo pasado contra el Athletic de Bilbao en el renovado estadio de San Mamés.

Sea por táctica, sea por probar al portero en su nuevo cometido,el caso es que el balón estuvo más tiempo en las cercanías de la portería catalana que en la bilbaína ya que los defensas en vez de optar por jugar hacia adelante retrasaban continuamente la pelota al portero para que este iniciase con los pies el juego de ataque del equipo tanto con pases cortos como con pases largos.

Y se dio el caso, más de una vez, de que la acción estuviese parada porque los jugadores rojiblancos no acudían a disputar la pelota a la espera de saber en qué iba a terminar aquello. El Barcelona tiene magníficos -y carisimos- jugadores de ataque y supongo que a la gente le gusta verlos realizar su cometido cuantas más veces mejor. Ir a admirarlos y luego encontrarse con el juego de pies del portero como todo espectáculo tiene que ser frustrante.

El problema de los porteros de los grandes equipos de fútbol es que pueden pasarse muchos minutos sin intervenir y cuando lo hacen deben de acertar siempre. Yo no tengo nada contra el buen juego de pies de los porteros, pero no me parece que ese sea su cometido principal. Hace años, un guardameta que se atreviese a emplear más los pies que las manos era una rareza. Antes de que supiésemos de la existencia del paraguayo Chilavert y del colombiano Higuita, en el Deportivo hubo uno apellidado Otero que se atrevía a salir del área para conducir la pelota con el pie. Al portero, que era muy bueno y muy ágil (ganó el trofeo Zamora), se le conocía cariñosamente por "Parrocho", y a esa clase de jugadas que protagonizaba "parrochadas". Se mantuvo en activo mucho tiempo y además de en el equipo local jugó en el Betis y en el Granada con mucho éxito. En cierto sentido, fue un precursor.

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