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Al arte por la enfermedad

Es gijonés pero vigués de adopción. Cristino González García es de esos pocos relatos que, entreverados de dolores, miedos y tragedia, eleva el espíritu por la parte positiva que se obtiene del mismo. Cristino quiere a una mujer, Estrella, la suya, que sufre hace tres décadas y media un proceso físico degenerativo que le ha obligado a dejar el trabajo a él porque no se vale por sí sola. Cristino tiene un hijo, Alfonso González, que espera angustioso un trasplante de riñón y ha tenido que lidiar hasta hoy bravamente con todas las secuelas de un tipo poliquístico. Tiene otra hija estupenda, Estrella González, en paro. Cristino, en vez de lamentarse y mirar haca otro lado, no se arredra, deja su trabajo, obtiene el permiso de cuidador y lo lleva adelante aunque la naturaleza tiene un límite y cayó sobre él esa ansiedad propia del síndrome de cuidador que le ha obligado a medicarse pero, sobre todo, a buscar salida terapéutica en el arte. Empezó a pintar cuadros al óleo sobre lienzo en el estudio del pintor de arte abstracto Mingos Teixeira y también hace fotografía. Cristino es fuerte, positivo, activo, y ha conseguido un proyecto solidario al que se sintió vinculado desde el presidente de la Xunta al del Puerto de Vigo: su exposición de fotos de mariscadores que inaugura el 8 en la Estación Marítima para proponer que ese marisqueo se declare Patrimonio Cultural. Atentos al 8 de septiembre.

Donde menos esperas...

Me tomé un excelente pulpo y unos pescaditos en un bar salmantino de afluencia masiva, La Pulpería de Paco que dirige Alberto, con más de quince trabajadores que no dan abasto. Lo siento, pero nada que envidiar a pulpos o pescaditos nuestros. Se forran. Pero es que también me encontré en una urbanización perdida de Monfarracelos, en medio del campo zamorano, un restaurante-marisquería con viveros propios y unos arroces insuperables. El vino toro, un Madre Mía, perfecto. Y en el hotel NH de Zamora, un complejo eclesial antes increíblemente tapado y convertido en fábrica de luz, me tomé unas chuletillas deliciosas en compañía de la traductora excelsa Isabel García y también del notable estilista de la pluma Francisco García. Ya estoy en Vigo pero con mi memoria preñada de buenos recuerdos.

Los rincones de Gloria

Llega septiembre y la viguesa Gloria Lorenzo Mur, que lleva el apellido del matrimonio que durante tantos años gestionó esa inolvidable Papelería en el centro de Príncipe cuyos escaparates tanto nos ilusionaban a los niños de antaño y que cerró forzada, va a exponer su pintura. Será en la Casa del Libro, y en ella Gloria recreará rincones de Vigo, de Santiago de Compostela, cosas gallegas..., en pequeño formato más bien, en donde predomina el color. Inaugurará mañana a las 8 p.m.

Giráldez y A Cañiza

Ya está instalada en A Cañiza la escultura de su hijo pródigo, Diego de Giráldez, que vive en Vigo. Una figura longilínea, ascensional, en cuya parte superior se ve a ese símbolo gastronómico del pueblo que es el jamón y, bajo el mismo, nueve esferas que son nueve mundos, las nueve parroquias de A Cañiza.

Sobre cristianismo, un sabio

Si queréis saber de la historia de los textos sagrados del cristianismo no tendréis mejor oportunidad que oyendo a Antonio Piñero, catedrático especializado en lengua y literatura del cristianismo primitivo. No sé si Piñero vive ahora en Baiona o veranea ahí, pero ya no es la primera charla que da en el Mercado de la Tía Ni, en Sabarís, ese que tutela Nieves Loperena. Hoy tendréis otra vez el privilegio de escucharle, a las 18.30 allí, sobre un tema: "Una interpretación nueva de Pablo de Tarso". Piñero no se anda con chiquitas.

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