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la mirada

Llamada de compromiso

El complejo escenario electoral al que se enfrenta el PSdeG con varios frentes abiertos tras el "cambiazo" en las listas de Pontevedra y Ourense

| Plantón vigués. Si un primo te llama para que asistas a su boda a última hora, entiendes que no tiene muchas ganas de invitarte, que seguramente lo habrá hecho porque su madre, a la sazón tu tía, le habrá presionado "por el bien de la paz familiar" y él lo habrá dejado para el último momento para quedar solo bien, y que su progenitora no le dé la lata. Si aún por encima con ese primo no te llevas bien y sabes que ya ha invitado a los demás, y te ha dejado a tí para el final, ... existen enormes posibilidades de que no te compres traje para la boda. Ni por supuesto, regalo. Pues eso es lo que pasó el jueves en Vigo con el plantón del PSOE olívico al candidato a la Xunta, Xoaquín Fernández Leiceaga. La dirección del PSdeG se limitó a un correo electrónico enviado a la alcaldía en una tarde de agosto, ¡cuando ya todos sabemos que los funcionarios están trabajando!, para ver si el regidor podía pasarse por el acto preelectoral del cabeza de cartel, el primero que protagonizaba en la ciudad tras el incendio por el cambiazo de la lista de Pontevedra. No se esforzaron mucho para que Abel Caballero hiciese acto de presencia, ¿no? ¿Si había intención real de tender puentes y deseo de que Caballero acudiese por qué no llamarle directamente? Quizás, porque ya dieron por hecho que no iría, pero quizás también porque el equipo de Leiceaga, consciente de que el 25-S el PSdeG está más cerca de volver a tocar suelo electoral que de alzar el vuelo, busca con antelación un culpable al que señalar, y así tapar sus propias responsabilidades. De paso, empieza a pergeñar el discurso de la víctima por si hiciese falta: Leiceaga es el candidato de las bases que se enfrentó al aparato, cuando lo cierto es que ganó las primarias a la Xunta, pero es igual de cierto que decir que es el cabeza de cartel por el que apostó Pedro Sánchez y la gestora del PSdeG.

| Buscando culpables. Se engañará quien piense que los males del PSdeG empezaron por que su principal referente en Galicia alza la voz contra la imposición en una lista avalada por las bases y por él y otros trece alcaldes socialistas de la provincia. Las crisis internas no ayudan a ganar elecciones, lo sabe Caballero, pero también lo sabían Leiceaga y Ferraz cuando deciden cambiar 3 de los 5 puestos de salida de la candidatura de Pontevedra y retocar de paso la lista de Ourense. ¿Pensó Leiceaga que podía prender la mecha y luego contener el conato de incendio? Pues se quemó, perdón se equivocó. Quiso dar un golpe de autoridad para sacar pecho a sabiendas de que su liderazgo está cuestionado en el PSdeG, pero ¿por qué no lo hizo en A Coruña, donde el presidente de la Diputación, Valentín González Formoso, y su número dos en el partido, Julio Sacristán, compusieron las listas a su antojo con el cabreo evidente de sectores que habían respaldado a Leiceaga en las primarias, y no se veían representados en la candidatura? ¿Por qué dejó hacer y deshacer a Xosé Ramón Gómez Besteiro en Lugo y en cambio no le valió la lista de Pontevedra y tampoco la de Ourense? ¿Por qué se conforma con las listas de A Coruña y Lugo, que no son suyas, con futuros diputados que deberán el escaño a otro, pero se vio impelido a mudar las de Ourense y Pontevedra? ¿Solo por qué en las provincias del sur es donde perdió las primarias y tenía que colocar a sus apoyos, aunque estos carezcan de respaldo social, como Gonzalo Caballero? No. Detrás subyace la historia de siempre. Nos suena. Había que frenar a Vigo. La lista de Pontevedra podía haber pasado el rubicón como las de A Coruña y Lugo, pero ante el temor de que Vigo se haga más fuerte y acumule más poder (la alcaldía de la primera ciudad y la Diputación son más que suficientes, piensan algunos ...), mejor ir poniéndole freno.

| Listas a medida. Las primarias para elegir al candidato a la Xunta "tienen después un reflejo deficiente porque siguen funcionando los esquemas tradicionales del partido. Sería necesario ajustarlo para que los candidatos elegidos en el proceso de primarias tuvieran un tipo de intervención en el proceso de confección de las listas desde el principio, porque si no vamos a generar mucha insatisfacción", declaraba el viernes el cabeza de cartel del PSdeG en una entrevista en el Huffington Post. ¿Leiceaga, que ya cambió con la complicidad de Ferraz la lista de Pontevedra y Ourense, qué es lo que propone? ¿Qué el cabeza de lista tenga una cuota de candidatos de libre designación sin el engorro de tener que contar con la opinión de las agrupaciones locales y provinciales? ¿No sería más correcto que el candidato salido de unas primarias propusiese que el resto de la lista se decidiese también en primarias?

| Podemos. El partido de Pablo Iglesias ha cerrado filas en torno a En Marea, sólo dos semanas después de tragarse el sapo y "ceder" ante las mareas locales, Anova y EU para diluir su marca e integrarse en En Marea, con un candidato a la Xunta, además que le venía impuesto. Todo sea por el objetivo de intentar resarcirse del fracaso del 26-J, cuando el sorpasso al PSOE se derrumbó como un castillo de naipes, y quedó en quimera. La "cesión" ante En Marea será un precio llevadero de pagar, si el 25-S se colocan por encima de los socialistas. Lo que Pablo Iglesias no logró con Pedro Sánchez, lo quiere ahora para Luis Villares con Leiceaga. Sin embargo, Galicia aún le supondrá al partido morado más de un quebradero de cabeza. La renuncia a sus siglas en Galicia da alas y allana obstáculos a Ada Colau, que acelera la construcción de su partido con el objetivo puesto en la Generalitat. La alcaldesa de Barcelona quiere dar carpetazo a la coalición con la que los suyos se presentaron junto a Podemos, Iniciativa e EUiA, en las municipales y generales. Pretende a principios de 2017 fundar el nuevo partido de izquierdas, en el que debería integrarse Podemos. Para el partido de Pablo Iglesias, igual que en Galicia, iniciar una andadura en solitario en Cataluña sin Ada Colau, es complicado y arriesgado. Además en Galicia, Iglesias ya sentó precedente y Colau se lo recordará.

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