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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El misterio

A la vista de lo que pasa en el sector lácteo gallego, y sobre todo ante la falta de respuestas eficaces por quienes deberían tomarlas, pocas dudas quedan ya de que en lo que se refiere a la leche no hay tanto un problema cuanto un misterio. Y aunque sea verdad que en ocasiones las leyes del mercado engendran monstruos, también lo es que nunca Administraciones tan poderosas como la europea les permiten sobrevivir si no hay intereses por medio.

Y no se trata de exagerar los términos de la cuestión ni minimizar las dificultades de hallar una salida. Lo primero porque hablar de la actividad productora de leche en Galicia equivale a hacerlo de un sector estratégico para el país, con miles de explotaciones y una incidencia, directa e indirecta, sobre el PIB que supera con creces el de otros que, con tamaños y crisis más pequeñas, produjeron reacciones sociales bastante mayores.

En cuanto a las dificultades para hacer rentable un producto alimenticio de primera necesidad, del que este antiguo Reino es uno de los principales referentes en España y cuya calidad está fuera de duda, la falta de respuesta se aproxima, como se dijo, al misterio. Es verdad que no son pocos los que hablan de intrigas, y otros -con mayor enjundia- de dumping, pero aún así no se entiende por qué esas causas, que tienen solución, no la encuentran.

Así las cosas, es muy probable que la salida, o al menos la pista definitiva para hallarla, habría de encontrarse dando respuesta a otra pregunta, complicada, pero más fácil de acertar. Los latinos la resumían despejando la incógnita del ¿quid prodest?, ¿a quién beneficia? -ese estado de cosas- de forma que, identificada la causa, se pueda reparar el mal causado.

El términos de opinión personal, y sin la menor pretensión de buscar fantasmas, parece evidente que la clave se halla en los muchos intereses de quienes hoy dominan el mercado, un dominio que está en pocas manos y no sólo conoce las reglas porque las redacta, sino que las impone de un modo más o menos camuflado o con excusas diferentes pero que permiten poca reacción.

(Y además mal planteada, dicho sea de paso, tanto desde la Administración como el propio sector. Aquella por falta de energía o de un criterio conjunto en el mar de las autonomías, aunque el rumbo esté marcado en teoría por la PAC. Este, el sector, por una reacción decimonónica -las tractoradas- que si en sus orígenes no dio resultado, ahora parece a veces una charlotada. Quizá ahora que la Xunta anuncia un plan de ayuda a las industrias autóctonas se incluya por fin la de la leche. Porque no conviene olvidar lo que se juega Galicia.

¿Eh...?

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