Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pedro de Silva

Sin profe

La parte final de cada mes de agosto está presidida por el espíritu de la vuelta al cole. Es un espíritu confuso, en el que se mezcla la desgana con las ganas, y un cierto afán de reiniciar cosas se abre paso como puede en el pantano de indolencia en que acaba tomando cuerpo el verano. Pero este año hay algo distinto, un tedio-ambiente dejado por la parálisis política, pues aunque sea ya patente que hay vida sin gobierno (y por tanto damos a éste más importancia de la que tiene), hay una función de dirección de orquesta, o al menos de diapasón, que nadie cumple, con lo cual el tempo no se sabe cuál es y no hay modo de que arranque algo parecido a un concierto. O sea, que cada uno afine su instrumento, busque la hoja de la partitura, ensaye una tosecilla, mire de reojo a los otros ejecutantes y a tocar, sin mirar siquiera para el atril -por pura dignidad- en este raro comienzo de curso.

Compartir el artículo

stats