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Ánxel Vence.

Crónicas galantes

Ánxel Vence

El enigma del culo de Kim

Solo los más despistados se sorprenderán de que sea noticia (y mundial) el culo de Kim Kardashian. Aún hay gente rara que no ve la tele

Uno de los últimos enigmas de la Humanidad ha sido desvelado. La cicatriz que afea la nalga derecha de Kim Kardashian es consecuencia de una de las inyecciones de cortisona que esta estrella de la telerrealidad recibe periódicamente para combatir la psoriasis. Así lo aclaró la propia afectada para tranquilidad de sus 42 millones de seguidores en Instagram y de los 34 millones que beben los vientos por ella en Twitter.

Las formidables dimensiones de su pandero son el capital que Kim tiene para mantener tan millonaria atención del público. Ahora sabemos que este culo de leyenda ha sido también una fuente de sufrimientos para su poseedora, según acaba de revelar la interesada a sus copiosos incondicionales.

El hallazgo resulta comparable al del bosón de Higgs, físico que a fin de cuentas no hizo otra cosa que proponer un mecanismo por el que podría explicarse el origen de la masa de las partículas elementales. Con eso no se obtienen millones -ni aun miles- de seguidores en las redes sociales, como es natural. El pobre de Peter Higgs tuvo que esperar a su 85 cumpleaños para que la Academia de Suecia le diese por fin el Nobel con casi medio siglo de retraso.

Lo de la rotunda Kardashian tiene mucho mayor mérito, por supuesto. A sus admiradores los afligía la creencia de que la antes mentada cicatriz fuera una secuela de alguna operación de cirugía plástica para aumentar el tamaño -ciertamente desmesurado- de sus partes traseras; pero ya pueden desechar esa hipótesis. El culo de Kim es auténtico y cualquier marca que lo mancille se debe a las inyecciones que ha de aplicarse por razones estrictamente terapéuticas.

La tal Kardashian forma parte de un clan familiar tan famoso como los hermanos Marx, solo que con más glúteos. Millones de espectadores en todo el mundo siguen la serie en la que los miembros de esta estirpe televisiva desnudan ante el público sus intimidades, con el auxilio de un nutrido equipo de guionistas.

El suyo es, en realidad, uno de tantos casos alumbrados por la nueva realidad que están creando las televisiones en combinación con las redes sociales. Los famosos lo eran antes por su pertenencia a la realeza o sus habilidades para el cante, la escritura, el arte escénico o cualquier otra profesión; pero eso ha pasado ya a la historia. Ahora los crean -y crían- directamente las teles en las granjas de Gran Hermano, Supervivientes, La Voz, Masterchef, First Dates y cosas así con las que se garantizan un producto constantemente fresco y renovable.

La diferencia, si acaso, es que las Kardashian se trabajan su género a escala mundial, con los beneficios añadidos de audiencia que ese alcance les proporciona. Aquí se intenta imitarlas con un espacio dedicado a Las Campos, que viene a ser la versión castiza y oxigenada de ese fenómeno. No hay color.

Kim, un suponer, alcanzó fama gracias a su trasero, su amistad con Paris Hilton y, sobre todo, un ameno video de fornicación que grabó con la ayuda de un novio rapero. Nada distinto de lo que dio a conocer por aquí a otros famosos -y famosas- de nivel local mediante grabaciones de sus genitales difundidas por internet como paso previo a su salto a las tertulias y programas de telerrealidad.

Visto lo visto, solo los más despistados se sorprenderán de que sea noticia (y mundial) el culo de Kim Kardashian. Aún hay gente rara que no ve la tele.

anxelvence@gmail.com

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