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Javier Cuervo.

Un millón

Javier Cuervo

Moderar la motivación

El Ejército de Tierra se ha disculpado por enviar un mensaje de ánimo a un gran tenista, Rafa Nadal, usando un texto escrito por un premio Nobel, Camilo José Cela, al fundador de la Legión, José Millán-Astray. El texto era mierda motivacional extrema. Decía así: "La guerra no es triste, porque levanta las almas... porque nos enseña que fuera de la bandera nada, ni aun la vida, importa". No hace falta leerlo dos veces. La guerra no es triste (¿es alegre?)... fuera de la bandera (una tela simbólica) nada importa... ni aun la vida (lo único que conocemos).

Cela sobrevivió a su mensaje, disfrutó del esfuerzo del trabajo y de los placeres de la recompensa, vivió la paz sin tristeza y le importaron muchas cosas, casi todas fuera de la bandera. Pero el texto iba dirigido al periódico de excombatientes franquistas y pretendía agradar a Millán-Astray, un precursor del punk que daba vivas a la muerte y que fundó una fuerza militar en la que sus soldados se cantan a sí mismos como novios de la muerte, leal compañera. La motivación guerrera funciona así, negando la lógica de la vida porque la guerra trata de matar, de bajar los cuerpos aunque Cela hablase de levantar las almas. La arenga, los himnos y los textos fatuos como el párrafo de Cela camuflan con estilo el mensaje motivacional único -"si no lo matas tú, te matará él a ti y si transmites dudas, te mato yo"- que tiene mucho sentido en el sinsentido del combate.

No se sabe modular la motivación. Miles de ejecutivos leen tratados militares buscando estrategias para vender más regalos de Navidad. A los deportistas los llenan de esa basura mental que ayuda a que lleguen los primeros a la meta como si el futuro del mundo dependiera de ellos. Sería mejor un Ejército de Tierra que supiera modular la motivación y reconociera la retórica cínica a uno que pide perdón por molestar con aquello en lo que cree.

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