Siento una alegría inmensa con la medalla de oro de Cristian Toro. Se la merece. Es un luchador increíble, ha superado todas las dificultades y además lo ha preparado muy bien. Le conocí en la categoría infantil, cuando él estaba en el club de Viveiro y yo en el Ría de Aldán. Coincidimos mucho y logramos ser campeones de Europa y terceros del mundo en K-4, tanto en 1.000 como en 500 metros. Compartí con él dos años de concentración en Madrid y ya se veía que tenía grandes cualidades. Destacaba en las pruebas de velocidad. Y lo ha demostrado con el paso del tiempo.

Antes competía con Carlos Arévalo, pero cuando se juntó con Saúl Craviotto ya se sabía que era un barco con enormes posibilidades. Se acoplaron muy bien desde el comienzo. En el preolímpico de Alemania mostraron una gran superioridad sobre todos sus rivales. Lo ganaron todo, pero además transmitían muy buenas sensaciones. No cometieron ningún error y son muy técnicos. Además, uno aporta la fuerza y otro la experiencia.

Los que estuvimos en Duisburg ya decíamos que eran medalla de oro segura. Nadie ponía en duda ese resultado. Pero había que ganarla en el agua. Hicieron una muy buena preparación. Sobre todo, lograron mantener el nivel deportivo y superar la tensión. En Alemania no tenían margen de error, pero cumplieron. Y en Río de Janeiro demostraron que son los mejores, sin ningún debate.

El K-2 200 metros es una prueba muy dura y exigente. Cualquier despiste o equivocación la puedes pagar muy caro. Ellos, los dos, cumplieron con el objetivo marcado y lo hicieron demostrando su calidad. No me sorprendió la regata que hicieron. Sabía que serían medalla de oro. Fueron capaces también de manejar esa presión. Todo perfecto.

Hablé con Cristian Toro hace algunos días y estaba ilusionado. Era consciente de que el barco era muy bueno y que estaba ante su gran oportunidad. No le noté nervioso, sino responsabilizado. Forma parte de su carácter. Es una magnífica persona, tal como ha demostrado muchas veces fuera del agua. En aspecto deportivo le definiría como fuerte y potente.

El oro que conquistó no es un regalo, sino la recompensa a tanto trabajo que no se ve durante mucho tiempo. También sirve para dar a conocer el piragüismo y sus modalidades. Espero que sirva de ejemplo para los más jóvenes y también que aumenten las ayudas para todos los que estamos en este deporte y así poder competir en las mejores condiciones al más alto nivel. Lo que deseo ahora es felicitar a Cristian Toro y que me enseñe su medalla de oro. Lo primero que debe hacer es disfrutarla y después seguir en la lucha. Ha llegado a lo más alto por méritos propios.

*Piragüista del Kayak Tudense