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Ánxel Vence.

Crónicas galantes

Ánxel Vence

Brian en Galicia

Hasta diez partidos distintos que se agrupan en mareas, bloques y acaso algún otro frente concurrirán a las elecciones gallegas del próximo mes con el objetivo de derribar al presidente en activo Alberto Núñez Feijóo. Todo esto evoca, inevitablemente, "La vida de Brian", película ambientada en la Judea de los tiempos de Cristo.

También en el filme escrito y protagonizado por los británicos Monty Python, los judíos enemigos del imperio romano se dividían en un copioso número de facciones que, a fuerza de parecerse, eran enemigas irreconciliables entre sí.

El Frente Judaico Popular competía con el Frente Popular de Judea; y los dos se declaraban enemigos acérrimos de la Unión del Pueblo Judaico, más aún que de los ocupantes romanos de su país. De ahí que se estorbasen entre ellos al programar acciones de lucha contra Pilatos, el gobernador de Roma en Judea.

Cuando se estrenó la película, allá a finales de la década de los setenta, fueron muchos los que en España, y por supuesto, en Galicia, entendieron que se trataba de una crítica a los autodenominados partidos de izquierda. En realidad, el guion solo pretendía ser -suponiendo que pretendiese algo- una parodia del sectarismo, la intolerancia y el dogmatismo religioso; pero algunos políticos de la fragmentada izquierda de entonces se lo tomaron como un ataque personal.

No dejaba de tener su lógica. La Compostela de esa época era, desde luego, un revoltillo de grupos, subgrupos y grupúsculos políticos que revelaba la inagotable capacidad de escisión de la izquierda en su lado más extremo.

Tan grande era la variedad de opciones que un joven con inquietudes podía escoger entonces entre tres o cuatro partidos maoístas, un par de formaciones trotskistas, una eurocomunista, varias marxistas-leninistas de corte clásico e incluso un partido obrero promovido por el general Líster. Por haber, había hasta un grupo de filiación albanesa, aunque casi nadie por aquí pudiera situar a Albania en el mapa ni tuviese noticia alguna de su oscuro líder Enver Hoxha.

Lo común a casi toda esa miríada de partidos era el anómalo número de ex clérigos o curas en ejercicio que formaban parte de la dirección. Quizá eso explique que alguno de ellos alcanzase breve fama por difundir un panfleto en el que se denunciaban la pornografía y la promiscuidad como vicios venenosos para la ortodoxia sexual del pueblo. O que encontrasen decididamente sacrílegas las bromas de "La vida de Brian".

Cuarenta años después de aquella multiplicación de facciones, los partidos de la franja de babor vuelven a ser casi tan numerosos como entonces, si bien han renunciado a adjetivarse como revolucionarios, de trabajadores y -mucho menos- comunistas. A lo sumo se definen en términos de izquierdas (como la veterana Esquerda Unida), aunque en general prefieran marcas más actualizadas como Anova, Espazo Ecosocialista, Encontro, Unidade y por ahí.

Los diferencia también de los de antaño el deseo común de agruparse en coaliciones, aunque el proceso de unión sea a menudo tan traumático como el de En Marea y Podemos. Lo único claro es que el papel de gobernador del imperio romano le toca a Feijóo, objetivo común de todos los demás en esta nueva película. Igual no es tan divertida como "La vida de Brian", pero no se puede pedir todo.

stylename="070_TXT_inf_01">anxelvence@gmail.com

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