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Joaquín Rábago.

Peligroso secretismo

Un experto alemán en política de seguridad advierte en un artículo publicado esta semana en el diario "Süddeutsche Zeitung" del peligro del secretismo en torno al arsenal nuclear tanto ruso como de la OTAN en Europa y aboga por una mayor transparencia en beneficio de todas las partes.

Según Oliver Meier, subdirector del grupo de investigación sobre política de seguridad en la fundación Ciencia y Política, de Berlín, los últimos acontecimientos europeos muestran los riesgos de la actual situación.

Meier se refiere en primer lugar a las maniobras rusas con misiles armados con cabezas nucleares o al sobrevuelo de bombarderos rusos también nucleares, que parecen indicar que Moscú sigue confiando en el efecto "supuestamente inmunizador" de ese tipo de armas vista su debilidad militar, política y económica.

Otro suceso inquietante para Meier es el hecho de que a raíz de la reciente intentona golpista en Turquía, el Gobierno de Ankara bloquease la base de la OTAN en Incirlik y suspendiese durante toda una semana el suministro energético a la misma.

Washington, que tiene allí armas nucleares, reaccionó inmediatamente y puso en máximo estado de alerta a sus soldados en esa base en la que Estados Unidos tiene alrededor de 50 armas nucleares del tipo B61.

Por otro lado, solo cinco días después del referéndum en torno al Brexit, la nueva primera ministra británica, Theresa May, presentó en el Parlamento una resolución para sustituir con cuatro nuevos submarinos nucleares a partir de 2030 a los actuales del tipo Vanguard, lo que costará al país como mínimo 30.000 millones de libras.

A todo lo cual hay que añadir las continuas tensiones por la ocupación por Rusia de Crimea, agudizadas ahora por las acusaciones rusas de que Kiev proyectaba allí ataques terroristas y el masivo refuerzo militar de Moscú en ese territorio, al que ha respondido Ucrania poniendo a sus fuerzas en alerta de combate.

Todo ello apunta a una nueva carrera armamentista en Europa, sobre cuyos costes y peligros prácticamente nadie debate, critica el experto alemán, para quien el estacionamiento de armas nucleares tácticas en Incirlik, a solo 110 kilómetros de la frontera siria, es innecesario.

Las potencias nucleares declaran materia del máximo secreto prácticamente todo lo relacionado con sus arsenales, lo que en el caso de la OTAN tiene que ver, aunque sea indirectamente, con las alrededor de 180 armas nucleares que se cree están distribuidas entre Alemania, Bélgica, Holanda, Italia y Turquía.

Los miembros de la OTAN mantienen en secreto cuántas armas nucleares tienen estacionadas en este momento EE UU en suelo europeo y dónde están aunque, según la Federación de Científicos Norteamericanos, hay, por ejemplo, en la base alemana de Büchel, en Renania Palatinado, 20 bombarderos B 61, cuya retirada exigen los Verdes y la Izquierda de ese país.

Otros expertos apuntan a la existencia allí desde los tiempos de la guerra fría de entre diez y veinte cabezas atómicas que se encargarían de transportar al blanco elegido en caso de estallido bélico cazabombarderos "Tornado" de la Fuerza Aérea alemana.

No reina tampoco claridad sobre el proyecto de estacionar nuevo armamento nuclear estadounidense en Europa a partir del año 2020 ni el coste de la adecuación a esas nuevas armas de los "Tornados" alemanes necesarios.

Resulta además especialmente peligrosa la falta de transparencia en torno a las doctrinas nucleares en vigor: las potencias atómicas sostienen que precisamente la incertidumbre convierte la disuasión en más creíble.

Pero, argumenta Meier, la OTAN debería actualizar unos reglamentos que datan de la época en que existía el Pacto de Varsovia y ofrecer a Moscú la apertura de un nuevo diálogo sobre doctrinas nucleares.

Ese intercambio de informaciones creaba confianza y aunque Moscú decidió abandonarlo hace tres años, últimamente Rusia parece mostrar interés en su reanudación en el marco del consejo OTAN-Rusia, algo que debería aprovechar Occidente para ver al menos si ese interés es serio.

Al mismo tiempo debería involucrarse más en ese debate a los parlamentos nacionales, a los que muchas veces se hurta información sobre las armas nucleares en sus territorios y que deberían poder discutir de los gastos que supondrá la proyectada renovación de ese tipo de arsenales.

Claro que otro tipo de debate sería el de si tiene sentido mantener una estructura heredada de la Guerra Fría, ampliada desde entonces a los países de la Europa del Este y que, según el francés Régis Debray, debería haber desaparecido junto al Pacto de Varsovia.

Para el director de "Le Monde Diplomatique" Serge Halimi, la OTAN permite a EE UU "mantener la tensión entre los países de Europa y Rusia e impedir toda aproximación entre ellos" además de garantizar que, sobre todo después del triunfo del Brexit, "su aliado más dócil, el Reino Unido, siga estrechamente vinculado a los destinos del Viejo Continente".

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