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la mirada

Incendios políticos

| Podemos y En Marea. ¿Cuál es el posicionamiento de En Marea y Podemos ante la ola de incendios que esta semana ha devastado más de 7.000 hectáreas? ¿Tienen En Marea y Podemos una solución a esta lacra que cada verano masacra buena parte de Galicia? No lo sabemos. ¿Han visitado los dirigentes de En Marea y Podemos a los vecinos que han pasado noches en vela intentando salvar sus casas de las llamas? No, porque estaban negociando las listas al 25-S, inmersos en una pelea por ver quien es el que manda, es decir dirimiendo quien lidera y toma las riendas de la izquierda rupturista en Galicia. En Marea y Podemos deberían haber estado dibujando ante la opinión pública su alternativa al PPdeG, incluida su política forestal y de lucha contra incendios, pero optaron por discutir entre ellos. Extraña decisión, a menos de dos meses de las elecciones, y además en unos comicios, donde el propio Feijóo admite que tendrá muy difícil la mayoría absoluta y, donde ellos tienen opciones, yendo juntos, de protagonizar el sorpasso al PSdeG y convertirse en la segunda fuerza política de Galicia. Incluso de colocar al futuro presidente de la Xunta. Quizás porque se jugaban tanto, En Marea y Podemos, en su pulso interno, arriesgaron tanto y tensaron tanto la cuerda, que parecía que se iba a romper, pese a su afinidad ideológica. Al final, Podemos cede. Es el perdedor. En Marea impone la fórmula de concurrencia a los comicios (integración y no coalición) e impone al candidato (el magistrado Luis Villares). A Pablo Iglesias, que aún está digiriendo la pérdida de un millón de votos en las generales, le doblaron el espinazo en Galicia, precisamente quienes le inspiraron para crear Podemos, tras trabajar como asesor de Anova y Esquerda Unida en las elecciones autonómicas de 2012. Pablo Iglesias y los suyos no quisieron arriesgarse a acudir en solitario a las urnas y medir sus fuerzas con En Marea, no fuera ser que quedaran por debajo en escaños y votos. Y sus socios aprovecharon su debilidad, tras los resultados del 26-J, para ganar posiciones de cara a las autonómicas. Si el partido morado quería convertir En Marea en una sucursal, les plantaron cara. Ahora Podemos y En Marea deben restañar heridas, y superar rencores y suspicacias entre socios, si quieren conseguir un buen resultado el 25-S. Y presentar una alternativa al PPdeG, un proyecto para Galicia porque unas elecciones no se ganan solo con unas siglas y un candidato.

| Observadores. A lo largo del viernes, cuando las negociaciones rompían, y el cruce de declaraciones invitaba a pensar que no habría alianza, el resto de los partidos no quitaban ojo a los devaneos de Podemos y En Marea. En el PPdeG se las veían felices y más cerca de la mayoría absoluta. La fragmentación del voto de la izquierda le favorece y le pone más fácil la victoria. Y para el PSdeG y el BNG, las trifulcas de sus compañeros de oposición eran como un balón de oxígeno, que les multiplicaban las opciones. Al primero, de mantenerse en la segunda plaza y al segundo, de recuperar votos. Al final, no hubo ruptura, y el 25-S serán unos de los comicios más inciertos vividos en Galicia: ¿será capaz Feijóo de repetir mayoría absoluta? ¿En Marea se confirmará como la alternativa al PPdeG en Galicia, o el PSdeG será capaz de retener la segunda plaza? ¿Se convertirá el BNG en fuerza residual, o mantendrá el Grupo Parlamentario? ¿Habrá una quinta fuerza en O Hórreo, Ciudadanos?

PSdeG. Los socialistas gallegos prevén cerrar esta semana la composición de las candidaturas del 25-S. Xaquín Fernández Leiceaga ha demorado demasiado la toma de una decisión. Como las conversaciones para alcanzar un acuerdo ya terminaron hace días, y sin éxito, no se entiende la demora en prolongar una crisis que quema al segundo partido de Galicia. No es Leiceaga ni la gestora del PSdeG quien aprueba las listas, la competencia es de Madrid, pero es quien envía a Ferraz las listas hechas en las provincias en un informe en el que puede proponer cambios. El informe todavía no ha sido remitido. El candidato a la Xunta, ganador de las primarias pero sin poder orgánico en el partido, se está pensando y mucho si se enfrenta a las provincias para intentar imponer nombres de sus afines en Pontevedra, A Coruña y Ourense. Es una decisión de calado. Leiceaga quiere contentar a quienes le auparon como cabeza de cartel del PSdeG el 25-S, pero sería a costa de enfrentarse a quien tiene el poder provincial y a quien necesita para la campaña electoral. Tome la decisión que tome corre el riesgo de salir debilitado. Si no satisface las demandas de sus aliados, podría haber bajas en su bando, pero también es de temer el bloque que tendrá enfrente si reforma la lista de las organizaciones provinciales. En Pontevedra, todos los alcaldes, menos tres, exigen que no mude la candidatura. El intento de consenso fracasó. La gente de Leiceaga es minoría en esta provincia. No se entendería que quien ganó en las primarias, le dé vuelta como un calcetín a una candidatura aprobada por el comité provincial del PSdeG. Leiceaga y los suyos pretenden colar a cuatro de los suyos en los siete primeros puestos, lo que supone cargarse la mitad de la lista inicial, y si los coloca en puestos de salida, es decir, en las primeras cinco plazas, sería como tirar la inicial a la basura y hacer otra candidatura.

| Ciudadanos. El partido de Albert Rivera no arranca con buen pie la precampaña del 25-S. Una de las seis condiciones que pone al PP para la investidura en Madrid es reformar la ley lectoral para que entre otras cuestiones se garantice una mayor proporcionalidad del voto. Ciudadanos siempre se ha quejado de la "sobrerrepresentación" de algunas provincias en las Cortes, las más despobladas, en perjuicio de las más atestadas, donde precisamente el partido naranja tiene su caladero de votos. La exigencia de Rivera obedece a un interés particular, no general, y puede entrañar una amenaza a Galicia, que podría ver mermada su representación en el Congreso, sobre todo en el caso de las provincias de Lugo y Ourense. No es un buen punto de partida para intentar ganar adeptos por estas tierras el querer mermar el número de diputados que han de defender nuestros intereses en Madrid. Ciudadanos en Galicia debe bajar al detalle y concretar su demanda de una mayor proporcionalidad del voto para despejar dudas sobre si significa o no un riesgo para esta comunidad. La exigencia de Rivera a Rajoy también puede convertirse en una patata caliente para el PPdeG. Si Génova acepta la reforma, ¿qué dirá el PP gallego de una modificación legislativa que perjudica a Galicia?

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