Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La objetividad

Desde el respeto total a las ideas y libertades de los demás para decidir y explicarse -que el candidato Villares, como demócrata que es, compartirá-, y leídas sus primeras declaraciones, quizá proceda alguna observación. Solo como opinión personal, y sobre su contenido, porque su señoría es conocido, y seguramente apreciado, más por su función judicial que, al menos hasta ahora, en su condición de político. A la que por cierto tiene pleno derecho.

Una de esas observaciones se refiere a la preocpación social que se está produciendo por la creciente intervención de jueces en la política, tanto en un lado como en otro e incluso alguno hay que coquetea con el autoproclamado "centro". Por eso no es malo que lo hagan de forma abierta porque, sin poner en duda su actuación profesional anterior, son lógicas algunas dudas que hay quien cree malintencionadas a veces sin serlo.

(No es un secreto, por supuesto, el desasosiego en varios partidos afectados por -todavía presuntos- casos de corrupción, y que insinuaron falta de independencia judicial. Entre otros,hubo denuncias de un defensor por supuestas intrigas de la instructora contra un exalto cargo del PSdeG -que comparte las dudas-, y maniobras del socialismo andaluz para que la instructora de los ERE falsos, con cientos de millones en juego, fuera apartada.

A la vez, casos sonoros como los de Bárcenas o Valencia contra el PP resultan también sospechosos de partidismo judicial para el PP que los padece, solo que ahí no hubo "parada hacia arriba" como en el de la magistrada Alaya. Todo ello, naturalmente, entre declaraciones públicas de "absoluto respeto a las decisiones de los tribunales", que no creían ni sus autores.)

Por eso extrañan las declaraciones del candidato Villares, de En Marea, cuando dice que se decidió a dar ese paso "en aras del bien común". Extrañeza que procede -respetando, y conviene insistir, su derecho a hacerlas- de la idea de que se defiende mejor ese bien desde la imparcialidad de la Justicia garantizada en teoría por el Estado de Derecho que desde la lógica parcialidad de la contienda electoral.

Y hay más. La referencia de su señoría a que se decidió por el TSXG,para "luchar contra las injusticas " era perfecta y coherente hasta que añadió que las injusticias que perseguía eran "las del PP y de la Xunta" . Eso suscita dudas, o puede hacerlo, sobre posibles prejuicios, o falta de objetividad, de sus fallos en pleitos cuando los demandados eran aquellos. Quienes le conocen lo descartan, pero en política, y en la Magistratura aún más no solo hay que ser honrado, sino parecerlo. Como la mujer del César.

¿No?

Compartir el artículo

stats