La actualidad de nuestro puerto es constante y sin solución de continuidad, ya sea en el ámbito positivo -como el volumen de tráfico o las perspectivas de mejora-; ya sea en el ámbito negativo, por los obstáculos internos o externos que coartan su desarrollo; lo que implica la exigencia de que la responsabilidad de la gestión se centre en potenciar las primeras y minimizar las segundas.

Ciñéndonos al momento actual resultan preocupantes las declaraciones del presidente de Puertos del Estado, señor Llorca, en la entrevista que recientemente publicó FARO. Preocupantes, en primer lugar, porque aunque su tono haya sido correcto, dejó vislumbrar la emanación de un tufillo de destemplanza que, a buen seguro, no habrá recibido con albricias el señor López Veiga. Pero es más preocupante que legitimando plenamente a Marín cierre las puertas a una posible estimación de las reivindicaciones formulada por la Autoridad Portuaria viguesa. Afirma además -y creo que no sin razón- que las causas que determinaron el desplazamiento de Maersk haya que buscarlas puertas adentro; significando que si bien generalmente se estima que un 50% de la incidencia en los costes es imputable a la estiba, hay otros elementos con suficiente peso específico para ser sometidos a revisión.

Con independencia de que se siga intentando que se tomen en consideración algunas de las demandas formuladas, creo que, efectivamente, la Autoridad Portuaria debiera someterse a una auto inspección, en busca de las posibles causas internas que originen obstáculos; esforzándose en arbitrar los medios que consigan situarnos en una senda de un lógico nivel competitivo. Y, por la decisiva importancia que atañe a la estiba, hacerles ver que una inmovilista actitud puede provocar un efecto dominó en el desplazamiento de Maersk que, a lo bumerang, acabaría impactando en los protagonistas de la inflexibilidad.

Tal vez haya quien se fíe en exceso de las privilegiadas condiciones de nuestro puerto y del liderazgo empresarial de la zona. Dos argumentos de indiscutible valía, pero no ilimitados, Con esta premisa y con urgencia debe enfocarse el problema para que lo que todavía es una incipiente fuga de contenedores, no se consolide.

Pero como la esperanza también quiere salir a escena, simultáneamente y como contrapunto a tanta preocupación, surge la noticia de la avanzada puesta a punto de la Plataforma Logística de Salvaterra/As Neves, bautizada como Plisa,n y por la que se viene suspirando hace varios años. Ahora, tras un largo silencio, se nos informa que posiblemente a finales de año las empresas interesadas ya podrán iniciar los trabajos de instalación. Aunque no se cita al Puerto Seco es seguro que, como leitmotiv de la Plisan, avance a la mejor velocidad y que pronto podamos decir adiós a la penuria de espacios en el puerto vigués.

De la Plisan y su Puerto Seco se infiere una redoblada exigencia de solucionar los problemas de competitividad, para evitar la sardónica paradoja de que al disponer de espacios no hubiese contenidos para ellos; hipotético riesgo que no se va a materializar, porque confiamos que más pronto que tarde López Veiga consiga reconducir la situación y también porque se abren enormes perspectivas con el tráfico procedente de Oriente que, al poder liberarse del rodeo por Suez permitirá a sus barcos pasar de uno a otro océano a través del remozado canal de Panamá. Y como Vigo ocupa una muy competitiva situación geográfica para darles la bienvenida a Europa, los gestores tienen servido un nuevo e ilusionante reto. Suerte, vista y al toro para que la esperanza arrincone a la preocupación.