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la mirada

Jugando a ser el pez grande

| Podemos y En Marea. El pez grande se come al chico, nos cuentan nuestros mayores y este puede ser el título del lío en que se han enzarzado Podemos y En Marea, a menos de dos meses de las elecciones autonómicas. La clave en la versión gallega de mareantes y podemitas es que los dos protagonistas se creen ambos el pez grande con serias opciones de deglutir al otro, y los observadores en cambio no tenemos claro quién es el primo de Zumosol. En Marea se considera la marca con tirón entre los electores gallegos, pero Podemos piensa que es él y no otro el referente de cambio en la izquierda. ¿Están dispuestos a ir a las urnas por separado el 25-S para averiguar quien tiene razón y suma más votos? Escuchando el cruce de declaraciones de los últimos días, parece que sí. O eso, o están manteniendo un pulso, hasta que uno ceda por responsabilidad, antes de ver cómo se divide aún más el voto de la izquierda, para regocijo del PPdeG. Entre tanto, sus potenciales votantes no terminan de entender por qué se pelean y por qué es tan importante ir en coalición o partido instrumental, cuando la premisa debería ser derrotar a la derecha. A los electores no les interesan las discusiones sobre "fórmulas jurídicas", pero no son inocentes y en el fondo saben que En Marea, es decir, las mareas locales, Anova y Esquerda Unida, y Podemos se están disputando el liderazgo de la izquierda rupturista. Es una lucha de poder para hacerse con el timón de la organización, o dicho de otro modo para copar las puestos (en las listas, en la dirección, ...), pero también para marcar el rumbo ideológico. Con En Marea, la sensibilidad nacionalista de los exmilitantes del BNG ganaría protagonismo, mientras que con Podemos, el acento estaría en la izquierda. En contra del partido de Pablo Iglesias, juega que está en horas bajas, tras la pérdida de un millón de votos en las generales, y esta debilidad ha sido aprovechada hábilmente por sus aliados en Galicia, que le recuerdan que Pablo Iglesias se inspiró en la alianza de Xosé Manuel Beiras y Yolanda Díaz en las elecciones autonómicas de 2012 para dar vida al partido morado. Tampoco ayudan a Podemos las divisiones internas. A diferencia de En Marea, que pese a su heterogeneidad exhibe unidad, la formación de Iglesias sufre grietas. Dos de sus referentes, la diputada por Pontevedra, Angela Rodríguez, y el diputado por A Coruña, Antón Gómez-Reino, apuestan claramente por la entrada en En Marea, aún a costa de renunciar a las siglas.

| Beiras y Villares. En Marea, con el liderazgo de los alcaldes de A Coruña y Santiago, ha jugado fuerte en su desafío a Podemos. Se ha adelantado al partido de Pablo Iglesias y ha lanzado su candidato a presidente de la Xunta, en una suerte de imposición a la formación morada. Es el magistrado Luis Villares. Su proclamación definitiva depende de unas primarias, que nadie duda que va a ganar. Si al final Podemos y En Marea se entienden, Villares queda marcado. Es el candidato de En Marea y desde Podemos le mirarán con recelo. Villares, que da el salto a la política desde las salas del TSXG, ha tenido como valedores a Martiño Noriega y Xulio Ferreiro, pero también a Xosé Manuel Beiras. El histórico dirigente del nacionalismo firma uno de los avales que necesita el joven magistrado para presentarse y además da un paso atrás. No le hará sombra en el Parlamento de Galicia. Da paso a una nueva generación. A sus 80 años, pone fin a su segunda aventura en la Cámara autonómica, a la que regresó en 2012, tras abandonar el BNG y entender que en Galicia había espacio para una nueva formación, que se alimentase de los votantes descontentos con los partidos tradicionales por su gestión de la crisis y que creciese a costa de hundir al BNG. La Alianza Galega de Esquerdas (AGE) que Beiras tejió con Esquerda Unida fue el antecedente de Podemos y de En Marea. Beiras, que siempre que fue en una lista para liderarla y para ser candidato a la Xunta, abandona la primera línea política, y sorprende que el anuncio lo haga Villares, y no el propio Beiras o su partido. Se aparta, tras haber hecho todo lo posible para que En Marea sea un proyecto que propugne un cambio radical en Galicia y que tenga a Galicia en el centro de su pensamiento, una exigencia que en Podemos no siempre supieron entender. El desenlace del envite con Podemos nos dirá si ha ganado esta última batalla.

| El PSdeG. Los socialistas pueden buscar consuelo en sus vecinos de la oposición. Si ellos la lían con las listas, sus rivales por la segunda plaza de O Hórreo no se quedan atrás, y así ellos puedan tener más fácil preservar el segundo puesto. El consuelo solo puede suponer alivio. El PSdeG ha de pasar su propio calvario. Tiene que cerrar sus candidaturas a la Xunta, y Xaquín Fernández Leiceaga tiene que decidir por quién se decanta. Unos entrarán y otros quedarán fuera. Es el trabajo de los jefes. Tomar decisiones, que gustarán a unos y molestarán a otros. Se juega no ser solo un candidato efímero a la presidencia de la Xunta. Sus opciones de liderazgo en el PSdeG están a prueba. Puede tener el respaldo de la mayoría de los cargos de Pontevedra o el apoyo de quien siendo minoría en la provincia le ayudó a sumar votos para ganar las primarias. No es esta circunscripción el único escollo. Los pactos que le permitieron ganar las primarias en A Coruña están rotos, así que el que podía ser su bastión resulta que está dividido. No todos los aliados de Leiceaga en A Coruña se sienten representados por la lista aprobada por el comité provincial y le exigen cambios.

| Ignorando a Cs. Alberto Núñez Feijóo no da puntada sin hilo, y esta semana sorprendió a más de uno al soltar que si no logra mayoría absoluta quiere negociar con el PSdeG. Flaco favor le hace a los socialistas, que se erigen como alternativa al PPdeG, pero el dardo envenado disfrazado de voluntad de diálogo está especialmente dirigido a Ciudadanos. El partido de Albert Rivera aspira a ser la bisagra que necesite Feijóo para mantenerse en Monte Pío, pero el líder de los populares gallegos los ignora. No le concede protagonismo ni le da categoría de posible aliado. Feijóo necesita para blindar su mayoría absoluta recuperar los votos fugados a Ciudadanos. Así que se lo pondrá difícil a la periodista viguesa Cristina Losada, la apuesta del partido naranja para entrar en el Parlamento gallego. Tras anunciar esta semana el titular de la Xunta que las elecciones gallegas coincidirán con las vascas, ha lanzado la precampaña, y en una escenografía muy pensada, el referente es el mapa de Galicia y encontrar las siglas del PP no es tarea apta para miopes. No deben ser un plus, porque no las exhibe y Feijóo se proclama "militante de Galicia". Ahí está otra de las debilidades de Ciudadanos, que los electores dejen de percibirlo como un partido de Madrid que quiere abrir sucursal en la comunidad.

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