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Ajuste de cuentas contra Echenique

No todas las miradas están puestas estos días en Mariano Rajoy, de puntillas en el borde del trampolín para tirarse a la piscina (o no). Para su alivio, algunas se han dirigido hacia el secretario de organización de Podemos, Pablo Echenique, tras conocerse que tuvo un asistente sin dar de alta en la Seguridad Social.

No suele especificarse que el político tiene un grado de dependencia del 88 por ciento debido a una atrofia muscular espinal porque sus fotos son suficientemente reveladoras. La enfermedad no le impide desempeñarse como científico titular del CSIC y profesor universitario. Compagina su carrera brillante en Físicas con sus cargos en el partido morado y en las Cortes de Aragón, pero precisa ayuda para las necesidades personales más básicas.

Tras reconocer que no estuvo bien, Echenique ha relatado que primero contrató a su cuidador a través de una empresa, y, cuando esta desapareció, lo hizo directamente pese a saber que el trabajador ya no pagaba sus cuotas por carecer de recursos, para no dejarle en la estacada. Algún experto en temas fiscales ha aclarado que una tarea como la que se describe (una hora diaria) no estaría siquiera sujeta a cotización, pero en cualquier caso el propio dirigente de Podemos ha entonado el mea culpa y la caverna en pleno ha pedido su dimisión.

No es una gran broma hispana envuelta en papel de regalo por el 80 aniversario de Pilar de Borbón, la infanta que mantuvo durante cuatro décadas una sociedad opaca en Panamá, y que reunió a dos reyes y una reina alrededor de su tarta de cumpleaños hace un par de días en Calvià. No es un paréntesis mientras se aclara en los tribunales si el PP es o no una organización dedicada a la corrupción. Un país como este, a la cola de Europa en servicios sociales, se ha ido a hacerle las cuentas a un "cascao" (así se autodenomina Echenique en su premiado blog De retrones y hombres, desde el que da una visión integradora de la discapacidad). Propongo que después de despellejarle vayamos a preguntar a esas miles y miles de personas, sobre todo latinas y sobre todo mujeres, que se sientan en los parques junto a los abuelos por los que velan en todo el país si están en la Seguridad Social, y cuantas extras tienen. Les pagan las familias lo que pueden y como pueden mientras el Estado se desentiende.

En efecto, se escandaliza con Echenique una España que suma casi 200.000 hogares con alguna persona con discapacidad y más de 1,5 millones en los que se atiende a mayores, que cuenta solo con un 3,5 por ciento de ancianos con ayuda a domicilio, un 2,8 por ciento con teleasistencia, un 3,8 por ciento con una plaza en residencia y un 0,5 por ciento con plaza en centro de día. Una España cuyo Gobierno recortó hasta lo indecente las pagas por dependencia aprovechando la crisis y extinguió en 2012 la cotización a la Seguridad Social de 145.000 cuidadoras de ancianos (el 85 por ciento del total) que como mucho cobraban algo más de 500 euros al mes. La España cuya ley de Dependencia se rige por la máxima de "que cada palo aguante su vela". Esta España de las amnistías fiscales a los millonarios le hace la prueba del algodón a Pablo Echenique porque es verano, las negociaciones postelectorales están atascadas y porque todo ha de ser culpa de Podemos. Por suerte, el político ya ha regularizado su situación, ya que ahora es su mujer la que se ocupa de ayudarle. Pues todo arreglado. A nadie le importa si ella, bióloga molecular, cobra y cotiza por este trabajo. Se sobreentiende que el encargo de cuidar va en su naturaleza femenina. Todo muy legal.

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