Llamando a las puertas del infierno político. Así se encuentran los socialistas ourensanos. Metidos de lleno en otra cruzada destructiva en nombre de unos ideales que se encargaron de mancillar por esos intereses personales que anteponen a las decisiones de una militancia asqueada de ver cómo abocan al partido hacia ese desfiladero que conduce a la refundación.

La falta de liderazgo en el PSOE ourensano es más que evidente. La mediocridad se instaló en una organización sin rumbo conocido, salvo el que pregonan aquellos que utilizan las intrigas y el mercadeo para mantener cargo por cuenta del erario público, que además son incapaces de asumir responsabilidades de derrotas dolorosas, y se pavonean con la palmadita en la espalda de los adláteres de vino pero sin rosa. Pero lo que resulta más delirante en la ruta del despropósito que siguen, es que los odios de antaño entre algunos, hoy se convierten en amores de urgencia puntual, sin más.

Algunos de los que firmaron la petición de expediente a Carmen Rodríguez por pasarse por el forro un acuerdo de la ejecutiva provincial, y que quiere ser cabeza de cartel electoral, ahora pastelean acuerdos. Y mientras, el secretario provincial, Raúl Fernández, con su compi de organización, María Quintas, intentado achicar las fugas que tiene un partido que será engullido por las destructivos intereses en los que no hay cabida para ideología más que la suya propia. El panorama para el socialismo ourensano es desalentador, como reconocía un veterano militante que dice sentirse "asqueado", y profética que como vengan mal dadas, "las ratas serán las primeras en abandonar el barco". Razón no le falta, otra cosa es que le hagan caso.