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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La consulta

Así pues, y por si alguien -de dentro o de fuera- tuviese aún alguna duda acerca de quién manda ahí, a estas horas debería haber quedado ya resuelta. A falta, eso sí, de que "las bases" se manifiesten, pero tampoco está claro que tuviesen la última palabra: lo de Podemos es así, y resulta probable que si al final confluye con En Marea para las elecciones gallegas, seguirá del mismo modo. Hace años a eso se le llamó "centralismo democrático", pero como las tesis comunistas siguen asustando incluso a una parte de los que las votan, se obvia lo primero y se relativiza lo segundo.

El asunto, por supuesto, es esa "consulta" que este fin de semana harán los podemitas para determinar su relación electoral, caso de que se establezca, con En Marea. Una consulta que nace más bien condicionada, porque el control que en nombre de Iglesias ejerce Echenique ya ha decidido lo principal y dejado a los militantes los flecos, dicho este concepto sin mala intención.

Lo único que en este momento -o sea, antes de que se conozca la respuesta de sus militantes- está claro es que Podemos supone para la izquierda gallega un posible aumento de votos pero, a diferencia de lo que el refrán asegura, no garantiza que la unión haga la fuerza. Respetando otros puntos de vista, en lo más evidente en que están de acuerdo unos y otros es en desalojar del poder al PP, y a continuación ya se verá. Y, siendo serios, ni el país está para jugar a la ruleta rusa, ni su estructura económica para misterios: aquí, lo que hace falta si no gusta lo que hay, es presentar una alternativa solvente y viable. O se deja claro a dónde se quiere ir o lo probable es que por mucho que se pedalee, la bicicleta acabe en el suelo.

Como opinión personal, no parece que desde la irrupción de la "nouvelle politique" en este antiguo Reino las cosas hayan mejorado ni en términos electorales ni tampoco políticos. La "marca Galicia" stricto sensu -el que le dan los nacionalistas- ya casi no existe y el caudal de votos que algunos esperaban y que pareció posible en diciembre, en junio se redujo notablemente y las encuestas advierten que va a menos para octubre. Y en términos municipales y provinciales, lo que se ha visto hasta ahora no mejora lo anterior -más bien al contrario-, de forma tan obvia que ya ni siquiera los hooligans apuestan por la victoria.

Pero hay algo peor, al menos en apariencia: que las soluciones "a la gallega", que se proponían y eran discutibles pero al menos originales, parecen olvidadas y sustituidas por otras "al modo de Gramsci" y otros teórico-prácticos del marxismo. Y, la verdad sea dicha, el horizonte no ha mejorado un ápice. Más bien lo contrario. ¿No...?

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