Qué suerte la de mis colegas los periodistas Rosa Pilar Abelló, Federico del Barrio (Canal Sur) y J. Benito Fernández (exTVE) que han sido abrazados por el anticiclón que nos visita durante el presente mes de julio. Ni una gota de agua pero sin falta de vino. Apostados en el Baixo Miño, decidieron visitar el parque natural del Monte Aloia de Tui, se asomaron a los dos balcones que miran a las Cíes y a la desembocadura del Miño, con el majestuoso Monte de Santa Tecla de vigía perenne, para luego saborear unas viandas en el bar restaurante Monte Aloia, magníficamente regentado por Sebastián Rodríguez. Bajo una sombra natural de carballos americanos, acacias y arces degustaron un buen pulpo a feira (muy bien cocido), un rape en salsa de vieras y otros manjares, sin desdeñar unos suculentos postres caseros (no se pierdan las cañitas de nata o la tarta de filloas). Y como en los mejores locales con estrellas Michelín, al final de la comida, les saludó un más que cordial Sebastián.

En la falda, de atardecida

De atardecida, los tres veraneantes se acercaron a la finca Lavandeira, en la ladera del parque natural tudense, donde Julián González Areal tiene sus viñedos. Julián les abrió sus puertas; es buen anfitrión, viajero pertinaz y mejor bodeguero (propietario del albariño Canónigo Areal). Acompañado de su esposa, la alemana Monika Domnick, exazafata de Lufthansa, guió a los visitantes entre vides. Lucha contra el mildiu, celebra lampreadas y cocidos pantagruélicos en una magnífica lareira en cuyas graníticas paredes cuelgan fotos de sus antepasados, entre las que sobresale la oronda figura del canónigo de la catedral, quien da el nombre a la bodega, pues también fue la residencia del clérigo. Además cuelgan enmarcadas con esmero las columnas de "Mira Vigo", donde ha sido citado este ciudadano por una u otra razón. Julián y Monika vivieron más de una década en la hippy isla de Ibiza. Después de degustar unos caldos de la casa, el anfitrión indicó a los invitados que sus vinos (con botella numerada) son exportados a Alemania y Corea del Sur, amén de puntos de España como Madrid, Baleares y Barcelona. Un vino bonito este Canónigo Areal.

Un paréntesis para Eliseo

Y hago un paréntesis para narrar una historia. En uno de sus muchos viajes, el empresario se dio cita con su compinche el escritor y periodista de Goián Eliseo Alonso (asiduo de las páginas de este bienaventurado diario). Eliseo viajó en noviembre de 1996 a La Habana con un amigo, y una semana después se habían citado con Julián en el aeropuerto de San José de Costa Rica. Con una botella de vino de La Rioja bajo el brazo, el de Tui esperó durante casi doce horas a su insigne amigo, hasta que recibió la aciaga noticia: Eliseo había muerto en la isla caribeña. Este es el Julián que me contó una vez que se examinó como alumno libre en el instituto Santa Irene de Vigo, y allí le evaluaba el catedrático de Lengua Francesa don Luis Curiel, padre del diputado comunista y luego socialista Enrique Curiel, fallecido a edad inaceptable.

De tapeo en Tomiño

Para rematar, los tres viajaron hasta la Praza do Seixo, en ese Tomiño, en que con mis amigos Mané Villa y Juan Peixoto tapeé tantas veces en A Carla,en Os Pedregales... Pero ellos tomaron asiento en la terraza más animada del pueblo, la Tapería Sierpes, comandada por Indalecio González. Un lugar de encuentro de la gente más vivaz de Tomiño, por donde pasan todo tipo de profesionales que celebran animadas tertulias al mediodía. No faltan nunca unos buenos aperitivos de acompañamiento a unos vasos. Las tapas, las raciones, además de lo razonable de sus precios y su calidad (no desprecien la tortilla española y los mejillones nada que envidiar a los de O Grove) o las xoubiñas, en raciones generosas Los fines de semana del verano la Tapería Sierpes puede estar abierta hasta las tres de la madrugada. Hasta que el cuerpo aguante.