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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La gente

Pues la verdad es que, tras un mes de meditación postelectoral y a juzgar por los análisis que han hecho portavoces de varios de los partidos, parece que la conclusión de quienes las perdieron es que la gente es tonta o carecen de otros argumentos que el del miedo para haber votado, la mayoría, lo que votó. Es una vieja costumbre del país la de culpar a otros de los males propios, pero por lo visto y a pesar de la evidencia de que no funciona como excusa, se repite de nuevo.

(Lo peor de todo es que ese antiguo hábito parece haber contagiado incluso a los que se proclamaron innovadores de la política. Es el caso de Podemos, que tras su relativo batacazo -silo si se repasan sus grandilocuentes expectativas: en cualquier caso, 71 escaños no son un fracaso-, que culpan a la gente de no haber entendido el mensaje. O de Ciudadanos, que sí la pifió y ahora ejerce de tonto útil en la procesión.)

Lo cierto es que entre unos y otros -especialmente el PSOE, cuyo papel es inaceptable aunque no sorprendente, pero también el PP, que insiste en la verdad de que ganó, pero no explica qué ofrece para evitar unas terceras elecciones- la casa puede quedarse sin barrer. Y a fe que de producirse esa hipótesis de nueva llamada a las urnas, más que escobas harían falta garrotes. Y, con prioridad total, reformas electorales para acabar ya con los interpretadores que solapan o violan la voluntad de la gente.

El presidente Feijóo dijo hace unas horas que trataba de mantener a Galicia alejada del lío político que padece España. Un intento loable, pero imposible: a nivel estatal, porque es del PP y en términos gallegos porque, de cara a las elecciones autonómicas, necesitaría revalidar su mayoría absoluta, tarea más fácil para él que para Rajoy, pero siempre complicada.

Esa complicación, conste, es aquí muy parecida a la de las Cortes, porque no hay partidos de centro -derecha o izquierda- dispuestos a pensar en el país antes que en ellos, El único sería el PSdeG, pero no es fiable y menos ahora, que se ha convertido en una sucursal barata de los sanchistas que aún mandan en Ferraz. Y en cuanto a Ciudadanos, aquí son lo mismo que allá, pero peor porque nada tienen que ofrecer.

En esta circunstancia, la cuestión que la gente corriente ha de afrontar es clara: o el PP -con sus defectos- o una amalgama heterogénea, y a veces contradictoria, de fuerzas que están demostrando ya en los municipios lo negativo de la suma. Y esos son hechos -admitidos hasta por Abel Caballero-, no opiniones, que nadie debería ocultar; aceptando que, al final, la gente haga lo que quiera pero sin interpretaciones y con pleno conocimiento de causa.

¿No...?

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