Audasa descolla por su naturaleza rácana y avariciosa. Solo tiene un fin: forrarse a costa de los ciudadanos, conductores rehenes de la falta de alternativa gratuita en coche entre Vigo y Ferrol. Ese monopolio le permite tener el vial hecho unos zorros. Pero Audasa no sólo maltrata a los conductores, sino también a los vecinos, a quienes somete a niveles de ruido dañinos. Y pese a trincar una millonada, Audasa, la empresa mudita, esa que no habla ni responde a quejas de particulares o instituciones, no se siente obligada a satisfacer impuestos o tasas. Lo de pagar no va con ellos. Lo suyo es solo cobrar. Y callar.