Desde el respeto, como siempre, al derecho que todas las personas -incluidas las políticas- tienen para hacer lo que les parezca bien, es posible que no todos entiendan la actitud de varios exdirigentes del BNG. Se trata de los que, en la llamada "declaración de Vidán", reclaman que el Bloque se sume a las Mareas y la posible convergencia electoral para la cita de octubre. Y se dice "posible" porque tal como está la cosa no es prudente ir más allá.
La extrañeza deviene de que la argumentación básica para el traslado se debe a los malos resultados que de forma sucesiva está registrando la Fronte, y en que no asumen la idea de la actual dirección según la cual los grupos emergentes son de poca consistencia a medio y largo plazo y el peligro electoral que representan es pasajero. De momento, parece tener razón en parte, porque los números hablan: lo malo es que el BNG no sube. De momento.
La nueva Portavoz Nacional, Ana Pontón, reitera que la mejor forma de afrontar los retos, incluso en momentos como este, es el de la coherencia con las actitudes que siempre ha mantenido el Bloque. Aunque como es mujer inteligente y con recursos, admite determinadas modificaciones que no afectan al núcleo de la ideología nacionalista pero que pueden actualizarla lo bastante para no chocar con la realidad.
En opinión personal de quien suscribe, la Declaración de Vidán no aporta otra cosa que aritmética -y solo en fase especulativa- al dilema que tiene planteado el más antiguo y experimentado nacionalismo gallego. Es decir, que lo fía todo a la teórica suma de votos que aportaría a esa convergencia de la que, por otra parte, los aspirantes, como muchos otros gallegos, lo ignoran casi todo: qué quiere hacer con este país, de qué modo, en cuánto tiempo y a qué precio.
Estas dudas, y algunas más que podrían añadirse todavía, son demasiadas para que personas de la categoría de Xavier Vence y otros lo apuesten todo a una carta que a juzgar por las encuestas, puede seguir perdiendo valor electoral en Galicia y en España después de un "boom" que bastantes consideran artificial. Pero esa es una hipótesis y tienen todo el derecho a comprobarla.
En todo caso, olvidan, ellos y los otros, a un sector de gallegos que sintiéndose como tales no se consideran ni nacionalistas ni radicales y que también desean un cambio. Si el PPdeG mantiene su oferta de un "galeguismo" regionalista y la izquierda se encierra en su negativa a todo tipo de encuentro, es posible que los que proponen la huida del Bloque contribuyan junto al resto a darle más ventaja y la mayoría absoluta. Pero eso habrá que verlo.
¿Eh...?
