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Ánxel Vence.

Crónicas galantes

Ánxel Vence

Esperma de Galicia para el mundo

Miles de descargas de semen procedentes de toros gallegos están siendo exportadas a Brasil, México, Uruguay, Paraguay y pronto a Indonesia por los ganaderos de este reino seminal que empieza a ser Galicia. La raza rubia del país, solo existente en su cabaña vacuna, ha demostrado una notabilísima capacidad de fecundación en su cruce con otras, lo que no hace sino confirmar las ventajas del mestizaje.

El esperma de las reses comenzó a ser exportado años atrás por una sociedad pública de la Xunta, a la que luego se sumaron -si uno no se equivoca en los datos- otras iniciativas de orden particular. Si el primer destino del precioso liquido fueron las becerras del Estado brasileiro de Pernambuco (que en realidad existe, a pesar de tan curioso nombre), la cartera de compradores se ha ensanchado y diversificado bastante desde entonces. La fama del rótulo Galicia Calidade abarca ya el delicado ramo de los espermatozoides, no más sea los de la especie bovina.

Tiempo atrás, la costumbre era más bien la de importar reses foráneas, como las de la acreditada raza frisona que traíamos de Holanda. Llegaban las vacas completas y no el mero semen, eso sí.

Ahora se invierten los papeles: y son los toros criados en Galicia los que aportan el licor vital de sus testes para ayudar a la mejora genética del ganado en lugares tan remotos como Brasil o, próximamente, Indonesia. A la India quizá no lleguemos, dado el extremo respeto que allí se les profesa a las vacas; aunque quién sabe.

Para que no nos vengamos demasiado arriba los gallegos, cumple admitir que otros reinos autónomos adoptaron una parecida línea de negocio en lo tocante a empatar toros con vacas. Alcanzó gran notoriedad, por ejemplo, el caso de aquel tremendo semental apropiadamente bautizado como "Sultán", que importó hace un montón de años el entonces presidente de Cantabria, Juan Hormachea.

"Sultán" dejó un gratísimo recuerdo entre las vacas de la antigua provincia de Santander antes de morir en accidente laboral, cuando procedía a dar el salto sobre una de las veinte o treinta hembras que cubría en cada una de sus agotadoras jornadas de trabajo.

Otro célebre fecundante fue el toro llamado "Juror", al que tal vez le encajaría con más propiedad el nombre de "Furor". Aquella bestia de facultades sobrehumanas -e incluso sobretaurinas- acabó siendo padre casi innúmero de más de 300.000 terneros nacidos de la inseminación de vacas de los cinco continentes con su esperma.

Lamentablemente, el pobre bicho no conoció jamás una vaca desde el punto de vista carnal, dado que su enorme peso -casi tonelada y media- podría causarle severas lesiones a la marela que le pusieran a tiro. Enriqueció a sus propietarios, pero la suya fue en realidad una triste vida de onanista sometido a inacabables masturbaciones.

La producción de Galicia está mucho más diversificada entre sus toros, si bien tuvimos por aquí -entre otros- a Mario Xacobeo, un ejemplar con un par de narices que alcanzó años atrás el liderazgo de los sementales de España y hasta llegó a ocupar el puesto cuadragésimo dentro del exigente Top 100 de los USA.

Nada más lógico. Tras vender carne, pescado y ropa a medio mundo, ya solo faltaba que Galicia llenase el planeta de marelas fecundadas con esperma de los toros del país. Con lo coitadiños que somos, quién nos iba a decir que esta es tierra de sementales.

stylename="070_TXT_inf_01">anxelvence@gmail.com

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