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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las fechas

Pues la verdad es que, expuesta la opinión sin ánimo de faltar al respeto, resultan extrañas las prisas que le han entrado a algunos grupos de la oposición por conocer la fecha concreta de las elecciones gallegas. Están en su derecho, desde luego, pero la respuesta no es de obligado cumplimiento por ahora y en todo caso desde el Monte Pío podría alegarse aquello de que "contra el vicio de pedir está la virtud de no dar". Pero habría lío.

Dicho eso, la sorpresa de la petición no surge tanto porque aún no se hayan digerido -ni resuelto- las consecuencias del 26/J ni las del 20/D, como por el poco caso que se hace al hartazgo electoral de los ciudadanos. Con dos en medio año, y las vacaciones a la vuelta de la esquina, apurar a otras, aun regionales, parece poco sensato. Y como apuntan ya algunos observadores, podría poner en riesgo los índices de participación que son dato esencial.

Conste que la petición desde el Bloque se entiende mejor, ya que aspira a frenar su caída restando tiempo a otros y para eso precisa calendario concreto y conocido. En el PSOE gallego, en cambio, suena más raro, porque tiene pendiente la gran duda de qué hará el federal en la futura gobernanza de España y por tanto de su posición en la previsible investidura de Rajoy. Además, naturalmente, de las consecuencias que tenga su decisión final.

Los estrategas del socialismo gallego, que en los últimos tiempos no parecen los más brillantes del cotarro, podrían aplicar aquello de que "lo mejor es enemigo de lo bueno" y buscar, en cierto modo, la capitalización de sus resultados españoles frente a Podemos -y compañía- para hacer olvidar que son los peores de su historia democrática -pero no aquí- aunque el éxito no es seguro.

Sea como fuere, ambos parecen olvidar una de las grandes lecciones de lo que hasta ahora ha salido de las urnas con mayor o menor matiz: las sucesivas, pero insuficientes, victorias del PP demuestran que la ciudadanía quiere cambio, pero no traumas ni aventuras y que mayoritariamente prefiere que el cambio lo protagonice el PP con ayuda de otros. Que debieran ser PSOE y lo que vaya quedando de Ciudadanos, si no se empeñan Sánchez y Rivera en darle a Rajoy una mayoría aplastante en posibles pero disparatadas terceras elecciones.

Competir pues con el PPdeG sean cuando fueren las autonómicas exige de la oposición un proyecto propio, claridad en sus programas, coherencia con sus ideas y, sobre todo, la definición de qué piensan hacer con sus votos una vez obtenidos. Y eso está ahora mismo en el limbo, lejos de abordarse. Pero no porque falte la fecha electoral, sino porque no hay ideas.

¿Eh...?

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