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Camilo José Cela Conde.

Gaseosa, por favor

Una vez superado el mazazo inicial del "Brexit", los principales protagonistas de lo que queda de la Unión Europea han urgido al Reino Unido a que presente cuanto antes la solicitud de salida para que no se demore más el proceso, largo donde los haya, de la desconexión. Este último sustantivo es adecuado por completo habida cuenta de los pronósticos que sitúan a los británicos en estado crítico, si no al borde de la muerte civil y económica. Pero estos o, mejor dicho, las autoridades del Reino Unido han declarado ya que se van a tomar unas semanas para reflexionar. ¿Reflexionar sobre qué? El pescado parece estar del todo vendido. Y sin embargo...

Nada más conocerse que los partidarios de la salida habían ganado el referéndum comenzaron a reunirse firmas -van ya por más de dos millones cuando se escribe esto- con el objeto de pedir al Parlamento británico que discuta y reconsidere las consecuencias de la votación popular. Dos millones no es una cifra que impresione, habida cuenta de que acudieron cerca de 33 millones de votantes a las urnas, pero sí que es del todo significativo el argumento que se esgrime para pedir, sin decirlo, que las cámaras parlamentarias dejen el "Brexit" en nada: que el referéndum no era, por lo visto, vinculante.

Si es verdad que no lo era, estamos ante la mayor frivolidad vivida en la ya larga historia de disparates dentro de la construcción de Europa. Solo por el hecho de convocar una consulta así, y no por el detalle de perderla, debería irse a su casa el premier David Cameron no dentro de cuatro meses sino de inmediato. Como asegura la sabiduría popular, los experimentos se hacen con gaseosa, no con champán. ¿Resultaría al cabo que el enorme follón del "Brexit" y sus consecuencias dramáticas que han llevado, como detalle menor pero ejemplar, a la mayor caída de la Bolsa española en toda su historia, era una especie de finta al aire sin consecuencias vinculantes? Que algo parecido se monte en este país mesetario que es, para los británicos, España tendría la explicación propia del folclore que nos ve como flamencos, paelleros y taurinos pero ¿en la Gran Bretaña?

Ojalá que el disparate, frívolo según nos dicen ahora, del "Brexit" sirva de escarmiento para los populismos que aquí, en el país de la Carmen de Merimée, reclaman referendos no vinculantes para tomar decisiones que son cualquier cosa menos frívolas. Con las elecciones del domingo, los problemas de los españoles siguen en el terreno en el que vivimos desde hace seis meses o, mejor dicho, en el que vuelve en unas circunstancias que, al revés de lo que creían Marx y Santayana, están yendo desde la comedia al drama. Lo menos que cabe reclamar es una seriedad absoluta a la hora de formar un Gobierno que habrá de tomar decisiones tan importantes como la de lo que debe ser en adelante, para nosotros, España y Europa. Los experimentos, por favor, con gaseosa. Como debe ser.

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