Llegan los calores y también las fiestas, a la ciudad. Lo primero seguro, pues el termómetro no deja lugar a dudas. Lo segundo, permitan que lo cuestione, pues uno que pisa asfalto urbano a diario no tiene la sensación de que la algarabía festiva seduzca a los ciudadanos del común. Y eso que, a falta de barracas (feriantes y sus atracciones decidieron que Ourense no interesa), el programa se decantó por el vintage, y sobre el escenario volverán los recuerdos veraniegos de la mano de Formula V. Su Eva María, emblema de guateques con arrejuntamiento juvenil, recupera vigencia en la noche de calor, pero poco más. Y eso que en el repertorio del incombustible grupo estival por excelencia se encuentra la fiesta de un tal Blas, donde todo el mundo salía con una copa de más. Con estos mimbres, el cesto festivo sigue la senda de los últimos años, marcados por una mediocridad imaginativa preocupante. Pero en los tiempos que corren, la proclama musical llega de la mano de Duncan Dhu, concierto estrella, y sus cien gaviotas a donde irán. Y poco más. Cuanto se extraña a ese Fary con su Torito Bravo, pues del panorama internacional...recurrir a la imaginación. Y sin los Diablos y su rayo de sol, queda la charanga de entretiempo.
