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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La cita

Así pues, llegado el día y cerrada la romería electoral, solo queda cumplir con la cita de las urnas. Y a tenor de lo que han dicho las encuestas -las de dentro y las que, por razón de la idiotez de prohibirlas una semana antes de las votaciones hay que buscarlas fuera-, va ser realmente una ocasión nueva y trascendental. Nueva porque hay por primera vez varias fuerzas con opción real de llegar al poder y trascendental porque, según sea la que triunfe, llevará al país a horizontes desconocidos.

Por eso los ciudadanos que han de expresar mañana su decisión de un modo libre e informado, deben reflexionar acerca de lo que realmente tienen delante. Y que, pese a lo que digan los augurios, no es una elección entre las Españas vieja y nueva, sino entre dos posturas que llevan a horizontes contrapuestos y que retornan el panorama al de siempre: dos grandes fuerzas, a la derecha y a la izquierda con una sola variación: que una de ellas, el PSOE no va a ser más, probablemente, quien capitanee una de ellas, sino, como mucho, la bisagra que gire la puerta en un sentido u otro.

No son pocos los que hacen matices: el PSOE, que no se resigna a admitir que está cerca de lo que parecía imposible -un papel insignificante, dependiendo de a quien escoja como aliados-, y tratando de convencer de que no habrá "cambio" sin sus gentes. Los de Ciudadanos, que nada tienen que ofrecer salvo retóricas mesiánicas y una hipocresía galopante, dejan todas las vías abiertas y, ni comen ni dejan comer, como suelen hacer los perros viejos por más que se digan recién llegados. En este panorama, solo el PP y Podemos hablan claro: unos quieren "salvar a España" yendo por el mismo camino que hasta ahora y otros "heredarla" para darle la vuelta como un calcetín a los últimos cuarenta años.

Eso es lo que hay, que resumido ad simplicem significa que todas esas monsergas de que se acabó el bipartidismo y tal y cual hay que relativizarlo y hablar de que sigue vivo, solo que con uno de los dos protagonistas diferente al anterior, y los de en medio, a izquierda y derecha, son un poquito más grandes que antes, pero en realidad crean el mismo juego que sus predecesores: pactar con el que más pague. Entendido lo de "pago" en forma de cuotas de poder, por supuesto. En todo caso hoy es la víspera de una cita, como queda dicho, fundamental: le llaman jornada de reflexión, pero en realidad casi todo esta ya reflexionado por casi todos. Pendiente solo está el ir a votar, y conviene hacerlo en el sentido que a cada uno le dé la gana, pero en masa. Para que nadie, al final, pueda alegar ignorancia o despiste.

¿No?

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