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¿Se ha arrepentido alguna vez de no haber abierto algún libro de su biblioteca? Si es lector habitual seguro que le habrá ocurrido, porque siempre hay más de los que se puede leer, y las editoriales no cesan de lanzar novedades.

El arrepentimiento por omisión tiene grados. El más alto es el de los libros en lista de espera que tienen una significación especial, porque se conoce al autor, son un regalo o llegaron por el consejo de alguien a quien se presta crédito. No es necesario que vengan avalados por la crítica profesional de un suplemento cultural.

Uno de estos casos es el libro de entrevistas de José Manuel del Caño con Manuel María, escrito hace un cuarto de siglo. La suerte es que ha habido una reedición, con ocasión de dedicarle la Academia el Día das Letras al poeta

Con del Caño ocurre como con los miembros de una familia numerosa. Es el que siempre se sitúa en un segundo plano y corre el riesgo de pasar inadvertido porque, a pesar de ser indispensable, intenta no hacerse notar.

Aunque los hechos destapan la verdad, cuando una voz tan autorizada como la del profesor y académico Xosé Luís Axeitos lo pone por las nubes, como una autoridad en el género de las entrevistas literarias. No solo por el número de libros publicados, que son numerosos, sino por "la intensidad" a que somete a los entrevistados. Por el contenido de las "conversas", como las llama.

El resultado es un cúmulo de datos, anécdotas, explicaciones pendientes, incógnitas resueltas, que tan valiosas resultan para los estudiosos como de interés para saciar la curiosidad del lector.

De los varios libros que ha escrito, de desigual importancia por la dimensión de sus protagonistas, uno merece especial atención. Es el que dedica a una de las personalidades más valiosas y atractivas del último medio siglo en Galicia: Isaac Díaz Pardo. Además lo enmarca entre el prólogo de Basilio Losada, y dos epílogos, de Axeitos y Felipe Senén.

Releer a estas alturaas la entrevista con el creador del moderno Sargadelos, las confidencias, los secretos que descubre, la fuerza del artista y empresario que lanzó Ediciós do Castro, pero sobre todo su humanidad y compromiso con su tierra y su gente, es algo de lo que no conviene arrepentirse. El libro se titula "O contencioso de Sargadelos" y está de plena actualidad. Acertarán los que no lo hayan leído si lo hacen.

A su estilo, de forma imperceptible, Del Caño es el mantenedor, a veces casi en solitario, de la tradición literaria ourensana, que antaño llegaba a riadas al resto de las provincias y capitales gallegas. Animando cada efeméride, recordando el tiempo de cada ilustre.

Del Caño, entrañable personaje de la estirpe de los ourensanos enamorados de su pasado cultural y de la especie literaria de los celanovenses, es uno de los últimos aventureros de las letras.

Cuando era director de la revista cultural "Follas Secas", Manuel María publicó allí una de sus obras, porque el poeta era tan prolífico que no tenía editorial que le diera espacio.

Del Caño emuló a Lamas Carvajal, cuando acogió en las páginas de su publicación la "Corona Fúnebre" de Vesteiro Torres -el conjunto de poemas dedicados-, que promovió Curros Enríquez, en contra de la opinión de Pedro Antonio de Alarcón, que quería impedir que se exaltase al suicida vigués.

Ahora acaban de reeditarse sus "conversas" con el poeta da Terra Chá, del que recordó la especial relación que los unía días atrás en Vigo.

Es de estos libros de la autoría de conocidos y colegas -donde hay confianza se traspasan las reglas de la educación-, todavía pendientes, de los que se lamenta no haberles dedicado tiempo. Aunque siempre se confía en que les llegará el turno, porque aún ocupan un espacio de la biblioteca. Son los "ex libris" y en los de los colegas resalta esa marca de propiedad, incluso algunos con dedicatoria del autor.

Un atractivo complementario de la nueva obra de Del Caño es el CD que la acompaña con canciones de María do Ceo, Suso Vaamonde y Vicente Araguas, que ponen voz a los versos y pensamiento de Manuel María.

En la competencia por ganar lectores -en España se editan cada año más de sesenta mil libros-, los formatos han modificado la presentación clásica. Pueden ser en digital, para leer en cualquier soporte, o como en este caso ir acompañados de un disco.

Los lectores curtidos prefieren el papel, el formato de siempre desde que existe la imprenta, y aciertan, aunque tenga el inconveniente de invadir espacios, hasta adueñarse de paredes y hasta de los suelos de las casas. Pero el placer del libro contrarresta la molestia.

Decía un amigo que si pagasen por leer, él sería lector. Como no es el caso, y hay que repartir las horas, ante el cumulo de libros, lo importante es saber seleccionar, porque se corre el peligro de perderse entre la maraña de la oferta. Pero para los libros de los amigos siempre hay que buscar un hueco.

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