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Piruetas ideológicas

| Ideología. Si el PSOE pasó de exigir la salida de España de la OTAN a defender su permanencia, si José María Aznar pasó de denostar a los nacionalistas a hablar catalán en la intimidad, ¿por qué Pablo Iglesias no puede en un ejercicio más de travestimo político, proclamar en 2013 "soy comunista" y esta semana presentarse como el líder de un partido "con un programa de corte socialdemócrata elaborado por socialdemócratas" y justificarlo porque es "candidato a presidente" y tiene que "presentar un programa viable"? ¿por qué no puede Pablo Iglesias sentenciar que José Luis Rodríguez Zapatero es "el mejor presidente que ha tenido la democracia española", si antes Felipe González alabó a Manuel Fraga como el político al que "le cabe el Estado en la cabeza"? Los políticos, sobre todo los socialistas, se echaron las manos a la cabeza esta semana con las piruetas ideológicas de Podemos, que en la campaña electoral de la segunda vuelta del 20-D, nos presenta su versión más light. Son trucos de viejo para echar la red a pescar en el caladero del voto socialista. Pablo Iglesias aprendió de la casta. También de Xosé Manuel Beiras, que en 1997 se presentaba como candidato del BNG a la presidencia de la Xunta y lograba sumar más votos y escaños que el PSdeG, a costa de defender un programa "socialdemócrata" y así espantar los temores de quienes sospechaban que sus leiras podían ser nacionalizadas. Conquistó a los galleguistas de izquierdas y le quitó la segunda plaza del Parlamento gallego al PSOE. Sin vergüenza y con todo el descaro del mundo, arrojo que le da la adrenalina de verse en las encuestas ya segunda fuerza, Pablo Iglesias acaba de vestirse la chaqueta de socialdemócrata, apuntarse al club de la ceja e intentar colarse en el casa de todos los españoles con un pseudocatálogo de Ikea. En una semana, los electores decidirán con su voto cuanta credibilidad tiene su discurso y cuanto hay de marketing electoral, pero populares y socialistas no deberían soliviantarse porque el alumno aventajado haya superado al maestro. Tras crecer por la izquierda, al comerse a IU, es lógico que intente ensanchar su espacio electoral por el centro y Podemos, que ahí no defrauda, ha ido a degüello por los votantes moderados del PSOE.

| La campaña. En el ecuador de la campaña, los sondeos apuntan que Podemos podía tener razón cuando tras el 20-D proclamó que le faltaron quince días más de mítines para consolidarse como segunda fuerza. La incógnita del próximo domingo no será quien gane las elecciones, pues el PP se mantiene como la fuerza más votada. El gran interrogante es si se confirma el sorpasso de Pablo Iglesias a Pedro Sánchez que auguran las encuestas. La polarización, para otros pinza, de la campaña, entre PP y Podemos parece estar beneficiando especialmente al segundo, que es el que crece con fuerza en los estudios demoscópicos. Albert Rivera intenta con una campaña agresiva hacerse un hueco y tras el 26-J ser un partido bisagra. Puede que el puesto se lo arrebate, para su desgracia, el PSOE. Los socialistas se enfrentan a la posibilidad de ser los grandes perdedores dentro de siete días, pero también a la responsabilidad de recaer en sus manos la decisión de determinar el color político del próximo Gobierno de España. Su tesitura será sumamente delicada y Pedro Sánchez se verá sometido a máximas y múltiples presiones internas y externas. Si el bloque de izquierdas, es decir la suma de escaños de Unidos Podemos y PSOE, supera a la de PP y Ciudadanos y no necesita a los independentistas para alcanzar la mayoría absoluta, ¿qué hará el PSOE: dar La Moncloa a quien hace cinco meses se la negó y a quien le acaba de destronar como la gran referencia de la izquierda española en los últimos cuarenta años o dejar gobernar a su eterno rival, el PP, en minoría?

| PPdeG. En la comunidad, la segunda vuelta del 20-D, transcurre sin grandes sobresaltos. En este ensayo de la cita electoral de finales de año, Alberto Núñez Feijóo intenta mantener escaños, pues ya da por perdidas las cinco actas que menguó el 20-D. Si puede, crecerá en votos. Los populares buscan recuperar los apoyos que se fueron a Ciudadanos, y por ello ponen el foco en la candidata de Pontevedra, María Rey, después de que trascendiera que usó una tarteja falsa de aparcamiento para descapacitados.

| PSdeG. Los socialistas utilizan la ocasión para lanzar a su candidato a la Xunta, Xaquín Fernández Leiceaga, un desconocido para la mayoría de los electores, pero las aguas ya bajan revueltas en el PSdeG. Tras unas elecciones primarias que abrieron heridas,hay quien ya se ha puesto el casco y ha desenfundado la espada, y con tal de no asumir su responsabilidad en un más que posible mal resultado electoral ya reparte culpas y prepara argumentarios exculpatorios para la gestora. Pedro Sánchez vino el jueves a la provincia de Pontevedra, y el acto con más simpatizantes fue el de Vigo. ¿Podrán rebatir eso?

| En Marea. La campaña no está ayudando a aliviar las tensiones internas de la coalición de Podemos, Anova y EU. Al contrario, que Xosé Manuel Beiras se niegue a compartir mítines con Yolanda Díaz, coincidirán solo en uno, evidencia hasta qué punto están mal las cosas en un proyecto, en el que Anova ve mermada su influencia con la pinza de Podemos y Esquerda Unida. Sin embargo, el proyecto tiene el viento a su favor. El domingo comprobaremos si las disputas caseras erosionan su empuje o siguen en racha para consolidarse como segunda fuerza en Galicia y lanzarse como alternativa al PPdeG, en detrimento del PSOE. Las diferencias pueden volver a saltar tras el 26-J, a cuenta de si En Marea tendrá o no grupo parlamentario propio. Pablo Iglesias, en la entrevista que hoy publica FARO, deja clara su preferencia de que se quede en el seno del grupo de Podemos, aunque promete respetar la decisión de la confluencia. ¿Cuál será la decisión de los socios de En Marea, pues hasta ahora solo Anova defendió con ahínco el grupo parlamentario propio? ¿Los diputados de Podemos llevarán la contraria a su jefe? ¿Y los de EU? ¿Puede quedarse el polo nacionalista de En Marea en minoría en su reclamación?

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