Cuando el espejo de la política tiene la capacidad de transformación, pueden sorprendernos con una imagen como la que se visualizó con el socialista Vázquez Barquero. Se despachó con una acusación envenenada hacia el alcalde, Jesús Vázquez, nada menos que el "cambiazo" del PXOM que se estaría fraguando. No se sabe si es una intuición, una conjetura, o ese deseo para volver a recuperar la titularidad política, después de que los ciudadanos lo sentasen en el banquillo, como reconoce. Y como sucede, con demasiada frecuencia, muchos de los denominados servidores públicos se olvidan de su pasado reciente. Pues causa sorpresa que sustente la acusación en ver a tres populares paseando, cuando se olvida de la noche de aquel día, en provincia limítrofe, de triste recuerdo para la historia de la noble ciudad de Ourense. Resulta arriesgado, pero sobre todo peligroso, que las conjeturas se puedan convertir en acusaciones de tal grosor. Pero ya se sabe, después de tanto revés electoral, cuyas consecuencias se las mandaron asumir a un tal maestro Armero, con Jácome presionando para que se suba al carro de la moción de censura, Barquero decidió poner en práctica una de las consignas que se dan en su deporte de referencia: el rugby, como es la de coge el balón y patada a seguir. Menos mal que no es un bumerán, ese que tiene retorno, con o sin estudio universitario, de los que dañan, y mucho.