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La banalidad desgasta

La única novedad del "Debate a 4" fue el espectáculo televisual en grado de incandescencia. Cuando bajó la marea de las muchas horas de programación previa, directa y posterior -multiplicada por tres cadenas-, la playa apareció monda y plana, sin una sola noticia que añadir a lo ya sabido y repetido en la salmodia monocorde de los cuatro líderes. Todo sigue como estaba, salvo la crecida del aburrimiento. Los electores que tienen clara su opción no vieron motivos para cambiarla, ni los muchos indecisos recibieron inspiración para aclararse. A mayor audiencia, más decepcionados. Los partidos tendrán que analizar en serio los efectos de la hiperexposición que no añade información. La banalidad desgasta.

Desde la campaña de diciembre hasta la de junio, pasando por la fallida investidura, los mensajes son idénticos y las tácticas también. Lo más esperado del primero y único debate con Rajoy en persona era captar al menos un indicio del pacto de mayoría que ha de evitar la aberración de la tercera consulta, denostada por los cuatro. Ese vital avance permanece en el misterio, tanto más irritante cuanto menos conjeturable. La sociedad española está sometida a un juego abusivo que no merece. Le han dicho lo que ya sabía: que la "gran coalición" será imposible si el PP no ofrece al PSOE y Ciudadanos la cabeza de Rajoy; y que la "mano tendida" al PSOE por Unidos Podemos puede irle a la yugular, como ocurrió en el intento de investidura.

Los "cuatro grandes", que son tres en la decisión del pacto, no parecen asumir que su juego, comprensible tras el 20D, es impresentable a diez días el 26J. Nadie ha ganado el debate, y esto significa que todos lo han perdido como baza para mejorar. Las valoraciones inmediatas, impregnadas de ideología, valen cero. Si se trataba de motivar a los indecisos, ¿qué creen haberles dado? En el poco tiempo que queda para realizar y publicar encuestas nuevas, lo probable es que la bolsa de dudosos arroje el mismo porcentaje. Lo único claro es lo que ya lo era. Gane, pierda o se mantenga el PSOE, la llave de la mayoría en uno u otro sentido está en su mano y el precio de su decisión será muy alto. Lo demás es humo en tiempo de descuento.

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