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José Manuel Ponte

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José Manuel Ponte

Las armas y el enemigo

Nueva matanza en Estados Unidos. Esta vez en una discoteca gay de Orlando con el resultado de 50 muertos y 53 heridos, en su mayoría de ascendencia latina. El autor de los asesinatos fue abatido a su vez por la Policía y ahora se discute si actuó movido por un sentimiento homófobo o por mandato de esa misteriosa organización llamada Estado Islámico.

El presidente Obama, que intentó inútilmente durante sus ocho años de mandato poner límites a la venta de armas (su propuesta fue derrotada en el Senado), compareció triste ante los medios para comentar el suceso, pero fuera de calificarlo como "un acto de terror y de odio" se abstuvo de pronunciarse sobre los móviles del autor del múltiple crimen, un hombre de ascendencia afgana que trabajaba como guardia de seguridad.

Una actitud de prudencia, que, sin embargo, no compartió el candidato republicano a la presidencia, el inefable Donald Trump, que pidió la dimisión de Obama por su debilidad ante el peligro que, a su juicio, supone el islamismo radical para la población de Estados Unidos (en la misma línea de pensamiento le he oído a un excitado locutor de una radio española llamarle "cobarde" al actual inquilino de la Casa Blanca).

Lo que vaya a influir la matanza de Orlando en la inminente campaña electoral estadounidense está aún por ver, pero dadas las peculiares opiniones del señor Trump sobre el islamismo radical, los homosexuales y los latinos (tres elementos que aparecen enredados en el suceso) nadie duda de que la utilizará para avivar la polémica. Y cualquier cosa podrá salir de esa boca menos una condena explícita al comercio de armas entre particulares que tantos miles de víctimas ha causado a lo largo de la historia.

Estados Unidos, ya se sabe, es uno de los países más violentos del mundo y cada día mueren allí una media de 31 personas por disparos de armas de fuego. La venta de armas es un gran negocio que ningún político se atreve a perturbar y la Asociación Nacional del Rifle, una poderosa organización con amplia influencia en el Congreso y en el Senado.

El escritor norteamericano Gore Vidal dijo en una ocasión (ver "Patria e Imperio") que él había propuesto prohibir el uso de la mayoría de armas de fuego y legalizar la mayoría de las drogas como mejor medio de poner fin a la eterna guerra contra el crimen que tantos crímenes propiciaba. "Me doy cuenta -se resignaba- de que los intereses creados son en la actualidad demasiado grandes como para hacer nada de naturaleza inteligente en ese aspecto. La Asociación Nacional del Rifle no pasará a la historia mientras quede un solo congresista por sobornar o un niño desarmado". Palabras proféticas.

Tal y como acaba de ocurrir ahora cada cierto tiempo tenemos noticia de una matanza en Estados Unidos. En unas ocasiones (muy numerosas por cierto) son unos escolares que disparan fríamente y a mansalva sobre compañeros de clase y profesores, y en otras, individuos solitarios que querían ajustar cuentas con supuestos enemigos que solo existían en su cabezas enfermas. A estos hay que añadir, últimamente, a supuestos fanáticos islamistas nacidos ya en el país. El caso es tener enemigos y facilidad para comprar armas con las que combatirlos.

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