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Ánxel Vence.

Crónicas galantes

Ánxel Vence

El refugio de los patriotas

Cierto partido amante de la Patria concurrió a las elecciones del pasado diciembre bajo la promesa de nacionalizar la banca y los sectores estratégicos, abjurar del euro y defender a España del pérfido capitalismo liberal que lo ha despojado de su soberanía. Denunciaban igualmente sus líderes la globalización de los mercados que tan solo sirve -a su juicio- para explotar a los trabajadores del Tercer Mundo.

Para tranquilidad de las gentes de orden que pudieran sentirse inquietas por semejante programa, el partido en cuestión obtuvo tan solo 7.594 votos. Se llamaba -y sigue llamándose- Falange Española de las JONS.

Otro partido que no hace mucho sostenía parecidas ideas sobre el sistema (democrático), el capitalismo y los mercados, consiguió sin embargo más de cinco millones de votos. Su líder, Pablo Iglesias, defendió hace apenas tres años la necesidad de que España abandonase el euro para proceder, de inmediato, a una devaluación de la nueva moneda nacional.

A esa patriótica medida se unirían otras tales que la creación de una banca pública y el "control" de servicios estratégicos como la economía, las telecomunicaciones, el transporte o la energía, mediante una participación mayoritaria del Estado en todos ellos. Así lo recogía, al menos, el programa con el que esta formación emergente se presentó a las elecciones europeas de 2014.

Bien es verdad que el prontuario de ofertas electorales se iría templando con el paso del tiempo. En las elecciones de 2015 ya no había referencia alguna al "control público" de los medios de comunicación -teles, radios y periódicos- que solo un año antes Iglesias propugnaba en una entrevista concedida a El País. Se mantenía, eso sí, el proyecto de una banca pública desarrollada por las comunidades autónomas; lo que, si bien se mira, no deja de equivaler a la recuperación de las antiguas cajas de ahorro. Pero nada de nacionalizar la banca, opinión que ya solo sostienen sus recientes aliados de Izquierda Unida.

Del programa para este año, desmontable como un mueble de Ikea, han desaparecido finalmente casi todas las propuestas contra la globalización y las favorables a las nacionalizaciones o la salida del euro. Apenas quedan rastros de una ideología que pudiera establecer embarazosas -y acaso injustas- coincidencias entre Podemos y ciertos partidos de la derecha o la izquierda más extrema.

Quizá para compensar esa edulcoración de su oferta, el partido de Iglesias ha decidido recurrir ahora a la Patria -concepto más bien viejuno- en su propósito de cosechar votos a izquierda, derecha y centro. "Decimos que somos patriotas y que Unidos Podemos es una candidatura patriótica", afirman sus líderes, que no han dudado en incorporar el lema: "La Patria eres tú" a su campaña.

Puede que la idea sea productiva desde el punto de vista del marketing, pero aun así la apelación a la Patria no deja de evocar recuerdos embarazosos. No solo se trata del uso abusivo que Franco hizo de ese concepto. También Fidel Castro solía rematar sus interminables discursos con un rotundo "¡Patria o muerte!" y, por lo demás, nadie ignora que a Hugo Chávez lo reputan de "Corazón de la Patria" en Venezuela.

El patriotismo, decía el erudito Samuel Johnson, es el último refugio de los sinvergüenzas. Pero eso fue hace tres siglos y, a día de hoy, sigue dando muchos votos.

stylename="070_TXT_inf_01">anxelvence@gmail.com

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