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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

Un gobierno que solo blindó su sueldo

Todo sigue igual al cumplirse el primer año de la investidura de Alberto Varela como alcalde de Vilagarcía. El PSOE recuperó el gobierno de una de las principales ciudades de Galicia y ha vuelto a imprimir la inercia característica de la última década. Aquel 13 de junio de 2015, parecía que algo iba a cambiar en la ciudad. Daba la impresión de que había energía, ilusión e ideas. Pero la política se convierte demasiado pronto en poltrona, en un espacio que hay que conquistar y después dejar que vaya solo, que se mueva por su propio peso.Son muchos los ciudadanos que lamentan esa desidia. ¡Aquí no se mueve una paja!, afirman con frustración.Y es que ni siquiera han vuelto a mirar hacia el río de O Con, cuya desembocadura iban a dejar expedita al llegar a Ravella..

Y no es cuestión de que estén en minoría. Es actitud. Y de momento solo se ven frenos a una ciudad convertida en aldea. En este primer año los ciudadanos han visto como se paralizaba el proyecto de un hipermercado en As Carolinas o como la empresa láctea de la zona entra en una crisis que preocupa a su centenar de trabajadores o la difícil situación que atraviesa Invisa, por no citar otras muchas. De nuevas industrias nada se ve ni en lontananza, salvo algunas tiendas que abren con las indemnizaciones que reciben los nuevos emprendedores tras perder su trabajo.

Si es infraestructuras, otro tanto de lo mismo. Poco o nada se ha sabido de la autovía a Pontevedra, del ferrocarril directo a Madrid, tampoco del cuartel de la Guardia Civil o del cuarto juzgado que hace lustros precisa un partido judicial como el de Vilagarcía. Y si se habla de gestión tampoco se pueden echar cohetes. El gobierno local aprobó en junta de gobierno los presupuestos; la polémica sobre las terrazas sigue aparcada; los comerciantes de la plaza son incapaces de llegar a un acuerdo sobre las obras; la limpieza de las calles es superficial; el rural está abandonado. Tampoco se puede decir que hayan aplicado disciplina. El tráfico es un caos, no hay aparcamientos y ni siquiera han sido capaces de actuar sobre los edificios en ruinas o los solares abandonados de la plaza de O Castro. De momento, el año se ha cerrado con propaganda: composteros, Vaibús y poco más. Eso si, el sueldo lo tienen blindado.

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