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A por el 32%

| Indecisos. El 36% de los que fueron a votar el 20-D decidieron que papeleta meter en la urna en los quince días previos. La última encuesta del CIS apunta a que en esta ocasión hay menos indecisos, un 32%, pero serán claves para inclinar la balanza y a por ellos van los partidos en la campaña que acaba de arrancar. La pelea será sobre todo por el 38% de los electores de Albert Rivera que ahora no saben a quien van a votar y por el 33% de los ciudadanos que apoyaron a Pedro Sánchez y ahora dudan que papeleta escoger. Son los dos partidos con un electorado más infiel, lo que para ellos supone una oportunidad y un riesgo, porque PP y Podemos ya le han echado el ojo y no quieren soltar la presa. Los populares machacan con la irrelevancia de Ciudadanos y los de Podemos se han puesto el traje socialdemócrata. En Galicia, Manuel Fraga arengaba a los suyos, en cada cita electoral y en su caso fueron unas cuantas, para que busquasen los votos "puerta por puerta" y si era menestar "debajo de las piedras". En esta ocasión, los políticos harán suya la máxima porque todas los apoyos pueden resultar escasos. Tenemos por delante dos semanas frenéticas, donde España se juega la gobernabilidad o ir a unas terceras elecciones, un escenario impensable, pero también parecía improbable celebrar la segunda vuelta del26-J.

| El Partido Popular. El PP dirime si se mantiene en el poder o abre una crisis que desemboque en una profunda renovación de la plana mayor del partido, si no es capaz de sacudirse el lastre de la corrupción y evitar el castigo por los recortes durante la gestión de la crisis. El sondeo del CIS, que apunta que el único partido que crece en escaños es Podemos, advierte de que la estrategia de polarizar la campaña y reducir las opciones a PP y Podemos no le está dando frutos, pues el voto útil que busca seguridad no vuelve en masa a su redil.

| Los socialistas. El PSOE se asoma al abismo ante el peligro de quedar como tercera fuerza por primera vez desde 1977 y perder el liderazgo histórico de la izquierda española, y casi lo que es peor enfrentarse al dilema de tener que elegir entre apoyar a un Gobierno del PP o aupar a Pablo Iglesias a la Moncloa. Aparta de mi ese cáliz, soñará en su peor pesadilla Pedro Sánchez. ¿Muerte dulce o muerte agónica?, piensa más de uno, pese a que el PSOE es el partido preferido de los españoles para gobernar, aunque luego se desfonda en intención de voto. ¿Por qué? Quizás porque ha desorientado a sus tradicionales apoyos, que ven a Ciudadanos como un partido de derechas, y no acaban de entender el entente de Sánchez y Rivera, y también porque los socialistas han aireado sus diferencias y han dejado en evidencia la debilidad del liderazgo de su secretario general. ¿Podrá poner en orden el país, quién no es capaz de atar en corto a los suyos? se pregunta más de un simpatizante socialista. Y la responsabilidad ahí no es sólo de Pedro Sánchez.

| Podemos. ¿Y que se juegan los nuevos partidos en esta campaña polarizada, donde el futuro parece pasar por el PP o Podemos y los electores seguramente acudirán a las urnas inmersos en un mar de dudas, pues los partidos no aclaran con quien están dispuestos a pactar? Arriesgan menos, pero también tienen mucho que perder. Las encuestas dan por hecho el sorpasso de Podemos, así que defraudar expectativas y no dar el abrazo del oso a los compañeros socialdemócratas del PSOE hará que el resultado parezca peor de lo que en realidad es. Ya les pasó en Andalucía. Pablo Iglesias ha apostado fuerte a ser la alternativa del PP, y en su juego de todo o nada, prefiriendo no buscar el acuerdo con los socialistas y optando por unas nuevas elecciones, si yerra, verá cuestionado su liderazgo interno y Podemos se verá obligado a redefinirse. Al partido morado no le vale guardar el fuerte. Dobló la apuesta, al todo o nada. La suerte está echada.

| Ciudadanos. El partido de Albert Rivera, que igual que el PSOE, no ha conseguido rentabilizar su apuesta por el diálogo en el escenario postelectoral del 20-D, se arriesga a no ser decisivo tras la noche del 26-J. Que la partida desde entonces se juegue entre tres y sus casi cuarenta escaños no resulten claves para decidir el futuro del país y nadie llame a su puerta. El pánico ya le entró y así Albert Rivera, preocupado por la violación de derechos humanos, se fue a Venezuela. Fue portada en los principales medios de comunicación y le sirvió para confrontar con Podemos, el otro novato que le está comiendo las papas.

| ¿Y Galicia? Los políticos gallegos viven el último ensayo antes de las elecciones autonómicas de finales de año, y lo que pase el 26-J será determinante para ver por donde irán los tiros unos meses después por estas tierras. Son varias las preguntas que saltan al aire a la vista de las tendencias que dibuja el CIS: ¿Estará llamado Alberto Núñez Feijóo a jugar en la primera línea de la política estatal si el PP pierde la Moncloa? La encuesta del CIS le dio una alegría. Conseguiría en Galicia mantener diputados, cuando a nivel estatal el PP perdería escaños, aún creciendo en votos ¿Qué hará entonces con su candidatura a la Xunta? ¿Se presentará a la contienda para ganar San Caetano para otro? ¿Si En Marea consolida el sorpasso que ya protagonizó el 20-D y arrebata un escaño más al PSdeG, quedará tocado Xaquín Fernández Leiceaga, y sobre todo la comisión gestora, por esta campaña? ¿Qué posibilidades de entendimiento hay entre PSdeG y En Marea, si en Madrid el PSOE decidiese, llegado el caso y Podemos es la segunda fuerza, no respaldar a Pablo Iglesias como presidente? ¿Podemos dará la batalla para que En Marea tenga grupo parlamentario propio si se cumple el pronóstico del CIS y la nueva correlación de fuerzas permite un acuerdo para que las confluencias tengan su cuota de protagonismo en las Cortes? ¿Será capaz el BNG de remontar y mantener grupo parlamentario en O Hórreo, si por segunda vez falla en el Congreso? ¿Será Ciudadanos, la pata en la que se pueda apoyar el PPdeG si pierde la mayoría absoluta, o pasará como en las municipales que el partido de Rivera robó votos al PP pero no se tradujeron en ediles para completar la mayoría simple?

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