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Haciendo memoria sobre la capitalidad

Ni las personas ni las ciudades se inventan a sí mismas cada día y lo que son y lo que pueden llegar a ser tiene mucho que ver con la memoria de lo que han sido.

El Valle del Fragoso es el gran anfiteatro donde se asienta el término municipal de Vigo, un término que, en realidad, es desde 1836 el resultado de la suma de tres entidades que antes fueron independientes: Bouzas, Lavadores y Vigo. Antes de esta fecha, no existía el municipio de Lavadores y buena parte de las tierras de este valle pertenecían al término del Fragoso.

Hace dos siglos, el 27 de octubre de 1810, la villa de Vigo logró el título de ciudad por la lucha de sus vecinos frente al ejército de Napoleón y lo más curioso es que fueron nuestros enemigos los primeros en otorgarnos la condición de capital de provincia. El hermano de Napoleón, el rey José I, por el decreto del 17 de abril de 1810, dividió España en 38 prefecturas según el modelo francés. Vigo sería la capital de "Miño bajo", una de las cuatro prefecturas en las que se dividiría Galicia. Derrotados los franceses, la capital volvió a donde estaba, Tui, pero durante veinte años, entre 1820 y 1840, Vigo fue capital de provincia en tres ocasiones. La primera vez fue durante el "trienio liberal" cuando, después del pronunciamiento de Riego, Fernando VII tuvo que gobernar entre 1820 y 1823 con los liberales, pero la restauración del régimen absolutista en 1823 devolvió a Tui la capitalidad y diez años después, ésta pasó a Pontevedra.

Sin embargo, los vigueses (Ayuntamiento, gremios, sociedades culturales, la incipiente burguesía) tenían claras las ventajas de la capitalidad: mejores servicios e infraestructuras, dinamización económica y una representación política que defendería los intereses locales. Así, a instancias del Ayuntamiento de Vigo, el decreto del 26 de mayo de 1836 devolvía a Vigo la capitalidad basándose en el número de vecinos y en la posición de nuestra ciudad sobre una ría de mayor importancia. Sin embargo, los valedores con que contaba Pontevedra en la Corte consiguieron que el decreto no entrara en vigor.

Unos años después, Vigo fue la primera ciudad gallega que se unió al pronunciamiento del general progresista Espartero en contra de la regencia de María Cristina. Tras la sublevación del 10 de septiembre de 1840, la Junta Revolucionaria lanzaba el 21 de octubre el primer número del "Boletín Oficial de la Provincia de Vigo" defendiendo el levantamiento y la capitalidad. Pero, lejos de premiar la iniciativa de los vigueses de secundar su levantamiento, Espartero, por el Real Decreto de 6 de noviembre de 1840, restituyó a Pontevedra la capitalidad de la provincia.

Los orígenes más inmediatos del área metropolitana de Vigo hay que buscarlos a comienzos del siglo XX como consecuencia tanto de la extensión de las líneas de los tranvías, que vertebraron la unión de Vigo con su área de influencia, como de la industrialización de la pesca y del auge de las actividades marítimas comerciales. En 1932, las parroquias que componían Vigo y Lavadores rondaban los 100.000 habitantes. Aquel año, el arquitecto porriñés Antonio Palacios vio en Vigo y su ría la "Barcelona del Atlántico" y el "área de Vigo", como un espacio económica y socialmente interdependiente. Desde entonces, nuestro puerto ha sido el eje de un crecimiento asentado en la actividad comercial y en el potencial de las industrias del mar (frigoríficos, conservas y construcción naval) y en el de las vinculadas al complejo "Citröen" y nuestra ciudad es cada vez más la cabeza de un área metropolitana formado por nuestro municipio y los de Cangas, Moaña, Soutomaior, Fornelos, Redondela, Pazos de Borbén, Mos, O Porriño, Gondomar, Nigrán, Baiona, Salceda de Caselas y Salvaterra de Miño. Quizá la apuesta por liderar este área metropolitana sea nuestro futuro y la rivalidad por encabezar la capital de la provincia forme parte de la historia de la división en provincias del territorio.

*Historiador y secretario del Instituto de Estudios Vigueses

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