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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La tarara...

Así pues, ahora que los socialistas gallegos han despejado la incógnita de quién va a ser su candidato a la Presidencia de la Xunta, no les vendría mal -en opinión personal de quien lo expone- no ya solo una actualización del breviario que manejan para su fe política sino ver de emplear un soplo, siquiera para no volver locos a los que todavía piensan votarles, que no serán tantos como ellos calculan pero, con mucha suerte, tampoco el bajón que le auguran algunas encuestas. Y conste que se dice lo que antecede con buena voluntad, porque el PSOE gallego ha jugado aquí un papel clave y no sería deseable en absoluto que acabase sumido en el ostracismo, en el furgón de cola del electorado. Como está ahora en buena parte de ciudades y villas de este antiguo Reino.

Por ejemplo, y sin ir más lejos, no estaría nada mal que, juegos malabares aparte, primero se pusieran de acuerdo entre ellos y sus jefes de Madrid a la hora de las alianzas. Porque mientras Pedro Sánchez decía en Sitges que su partido dejará gobernar a la lista más votada -aunque en horas veinticuatro paso de las musa al teatro y volvió a donde solía: matizando que donde dije digo quiso decir Diego pero en el fondo se refería a otro- aquí en Galicia nada menos que la presidenta de la gestora -o lo que sea- del PSdeG defiende pactos con las Mareas mientras la de la Diputación de Pontevedra los maldice. Lo cual no sería raro, porque en política ya nada asombra, si no fuera porque la señora Silva, que manda por delegación en la Corporación Provincial pontevedresa, olvida que son votos socialistas los que colocaron y/o sostienen a alcaldes de Marea en tres de las principales ciudades gallegas y no pocas villas medias.

Es cierto, desde luego, que por fiabilidad y coherencia al PSOE y sus satélites necesitan un ejercicio de credibilidad rayano en la fe de los conversos, pero ni así podría entenderse bien eso de que unos le pongan una vela a Dios y tres al diablo y hay quien pretenda ser neutral.

Lo habitual, conste, en este tipo de asuntos es que como dicen algunos poetas italianos sobre el amor, el tiempo lo haga debilitarse casi todo, pero de cara a las elecciones gallegas no faltan los que, en interés de los electores, están dispuestos a recordar las veces que sean necesarias todas estas cosas, como las de los otros, que tanto monta monta tanto. Cierto que antes, los resultados del 26-J pondrán a cada uno en su lugar, pero solo en teoría: al fin y al cabo, en la política que aquí se practica, es una realidad mayor que en cualquier otro sitio eso de que las palabras se las lleva el viento. O como decía la vieja canción: "la tarara sí, la tarara no, la tarara madre que la bailo yo".

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