Cuando por España entera se extiende el recelo a la clase política y la duda de que los partidos están por defender sus intereses más que los de sus votantes, en Vigo se produce una escena que devuelve la esperanza a la ciudadanía. El acuerdo rubricado ayer por la ministra de Fomento, Ana Pastor, y el alcalde Abel Caballero para embellecer la Avenida de Madrid es el ejemplo de lo que puede conseguirse aun desde la discrepancia y las antípodas ideológicas por el bien de una ciudad y calidad de vida de sus habitantes. La trascendencia de esa firma en Praza do Rei supera la magnitud de la obra pactada o el importe de la inversión. Indica muchas otras cosas. Pero sobre todo, las ventajas de apostar por el entendimiento en cuestiones que parecían imposibles sin importar si la iniciativa parte de uno o de otro. Y al mismo tiempo, la fotografía de Pastor y Caballero señala el camino a seguir a quienes practican la crítica hueca o a los instalados en el no por el simple hecho de llevar la contraria. Todos estos debieran repasar los prolegómenos del acuerdo para la Avenida de Madrid y tal vez cambien su estrategia. Con entendimiento, más gana Vigo.
