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José Manuel Ponte

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José Manuel Ponte

Un 'catch' a cuatro

Los partidos que no se pusieron de acuerdo para formar un gobierno de coalición en la pasada legislatura han aceptado participar en un debate a cuatro en televisión el próximo 13 de junio. Se trata de una buena noticia porque en las elecciones anteriores no hubo forma de convencer al señor Rajoy para que accediese a debatir con los cabezas de lista del PSOE, Podemos y Ciudadanos. La excusa alegada desde el palacio de la Moncloa fue que Podemos y Ciudadanos no tenían representación parlamentaria y que sin conocer su verdadera fuerza electoral resultaba improcedente confrontarse con ellos. Hubo pues solo un debate entre Rajoy y Sánchez (aquel en que el líder socialista le llamó "indecente" al líder conservador) y otro a cuatro en el que la defensa de la posición del PP recayó sobre la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.

El debate, como viene siendo habitual, será moderado por la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión, una entidad sin ánimo de lucro con una denominación tan pomposa como el carácter de su fundador, el fallecido periodista Jesús Hermida, aquel señor que retorcía el lenguaje y los gestos delante de las cámaras para darle más énfasis a lo que decía.

¿De cuándo acá la información en televisión tuvo algo que ver con las ciencias y las artes? En cualquier caso, hay que felicitarse con el cambio de actitud de Rajoy, del que se supone que habrá sabido ver en el nuevo formato a cuatro una mejor oportunidad para hacer valer sus tesis ante la audiencia. Si hemos de guiarnos por lo que se va oyendo en las comparecencias de los distintos líderes, el enemigo a batir es Podemos, y en un debate a cuatro hay que suponer que los tiros del PP, el PSOE y Ciudadanos convergerán en esa dirección.

Claro que también pudiera suceder que la pretendida liebre sea capaz de zafarse del acoso de sus perseguidores y ganar así la simpatía de los votantes. A salvo de algunas exhibiciones de soberbia del líder máximo, Iglesias y sus compañeros de dirección han demostrado que dominan los medios y saben sacar ventaja de su actuación en territorios hostiles. Un debate de TV a cuatro me recuerda aquellas lejanas veladas de lucha libre americana, o "Catch as catch can" (literalmente 'coge por donde puedas') que aquí traducíamos coloquialmente como cachascan. En Madrid se celebraban en el Campo del Gas o en el Frontón Recoletos; en Barcelona, en el Salón Iris o en el Gran Price; y en el resto del país, allí donde hubiera una plaza de toros (los pabellones deportivos no existían). Las peleas eran a dos, pero en ocasiones se programaban a cuatro o por parejas. Los forzudos, que bajo aquella apariencia feroz y agresiva eran todos buenos amigos e incluso socios, se acometían con saña y en ocasiones el árbitro, un señor de mucho menos tonelaje, era abatido de una bofetada o lanzado fuera del cuadrilátero.

Muchos de aquellos luchadores tenían motes terroríficos. Entre otros, "El estrangulador de Arcila", el "Gorila español", "Cabeza de hierro", "Pierna de acero", "Dedos magnéticos", "Capitán Maravillas" o " Tigre de Cataluña". La pretendida agresividad de los políticos entre ellos se parece un poco a la pactada combatividad entre las figuras del "catch as catch can".

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