La cuenta atrás para la transformación efectiva de El Vergel en campo de deportes del Instituto de Pontevedra comenzó en 1958. Entonces comenzó el alumnado su titánica labor. No obstante, Filgueira Valverde mantuvo su primitivo uso como fértil vivero de plantas y semillas. Obviamente de ahí venía la denominación original de la gran finca por su reconocida productividad.
El Ayuntamiento y el Instituto firmaron el 10 de octubre de aquel año un convenio de colaboración para compartir la explotación y el uso de una parcela de unos 1.000 metros cuadrados en la zona más baja de El Vergel con fines productivos y experimentales. Un total de ocho puntos conformaron las bases de aquel acuerdo, que resultó beneficioso para ambas partes por su notable fecundidad frente a un coste ínfimo.
La parcela elegida se convirtió de hecho en un vivero de plantas del Ayuntamiento para repoblar los jardines municipales, al tiempo que un lugar de experimentación para la cátedra de Ciencias Naturales del Instituto.
La cesión de la parcela con carácter gratuito se realizó por un plazo de cinco años prorrogables. Su preparación y cierre corrió por cuenta del Ayuntamiento. El agua necesaria para su cuidado y riego salió de una mina existente en el interior de El Vergel.
Además del terreno cedido, el Instituto puso al servicio del Ayuntamiento el asesoramiento de sus cátedras para la realización de trabajos de clasificación, selección, fertilización e incluso rotulado de los jardines y arboretos de la ciudad, y también para "dar carácter divulgador a la serie zoológica de Las Palmeras", según precisaba el acuerdo rubricado.
El Ayuntamiento se comprometió por su parte al cuidado y riego de la zona ajardinada, árboles y setos de los campos de deportes de El Vergel. Y el convenio incluyó también la cesión de un jardinero municipal todos los jueves para realizar las tareas encomendadas por el Instituto.
