Lores lleva construyendo una nueva Pontevedra desde hace 17 años y no para de darle vueltas, con reformas sin fin por aquí y por allá en busca de una ciudad humanizada. Es como el constructor que va haciendo su casa durante años y cambio tras cambio con el paso del tiempo la vivienda cómoda y confortable que había conseguido acaba convirtiéndola en una casa extravagante.
Pontevedra hoy en día es una ciudad cómoda y segura, y el reconocimiento le ha llegado a base de premios nacionales e internacionales. El objetivo, pues, se ha logrado a lo largo de cuatro mandatos. Por eso, Lores y su gobierno deberían ir pensando en nuevos objetivos, nuevos retos tendentes a solventar otras necesidades que tiene la ciudad. No puede el gobierno del BNG seguir estancado en la peatonalización. Ya no toca.
Potenciar el turismo debe ser una prioridad para la capital de la provincia, como lo tiene que ser lograr un tejido industrial que consiga mantener a nuestros jóvenes en su ciudad y rebajar la tasa de paro en estos momentos de dificultad económica que no parece tener fin. El Instituto Galego de Estadística acaba de dar a conocer que el 24% de la población de esta comarca está en riesgo de pobreza y cerca de 4.000 hogares del municipio pontevedrés pasan serias dificultades para llegar a final de mes. Los datos son desalentadores y dramáticos para quien los sufre.
Pontevedra cuenta con buenas infraestructuras, que se verán mejoradas en un futuro próximo con la circunvalación, y amplios polígonos industriales, pero sin naves, y da la impresión de que poco se está haciendo a la hora de plantarle cara al desempleo, al menos así lo han dicho los empresarios reunidos días atrás en Pontevedra que no han dudado en criticar la gestión municipal y exigir una política industrial para favorecer el crecimiento de la comarca.
Una vez que ya está afianzado el modelo de ciudad, los políticos y las fuerzas vivas de la ciudad deben unirse en esta lucha contra el desempleo y convertirlo en su gran prioridad, porque está en juego la supervivencia de estas familias, pero también del comercio y la hostelería, tan importantes para Pontevedra.
Por su parte, los grupos de la oposición siguen en una cruzada que les ha permitido ir ganando pequeñas batallas en momentos puntuales en comisiones y plenos, pero se antoja que tras un año en la corporación, a PP, PSOE, Marea y Ciudadanos pocas naves le quedan por quemar y cuanto más tiempo va transcurriendo sus fuerzas o sus ganas parecen ir mermando.
Este verano la reforma urbana continuará por otras calles céntricas como Castelao, Cruz Gallástegui, Virgen del Camino...; pero el futuro de una ciudad y su calidad de vida también pasa porque sus habitantes tengan trabajo y esta comarca si de algo carece es de industria. Y ese es un problema y gordo que a la larga pagaremos todos.
