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con otra cara

El arzobispo lenguaraz

Ha emprendido el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, una vehemente cruzada contra "el imperio gay" y "ciertas ideologías feministas" que, a juicio del cardenal, van a acabar con ese preciado bien que es la familia católica. Anda muy preocupado Cañizares por la aprobación, por parte de algunos de estos nuevos rojeras que gobiernan autonomías como la valenciana, de leyes que fomentan "la ideología de géneros", que, según él, es "la más insidiosa que ha habido en toda la historia de la humanidad". Vamos, ni el nazismo fue tan malo como esta panda de enloquecidas feministas que piden igualdad de derechos para la mujer, ni estas hordas de homosexuales que van a acabar con la humanidad con tanto vicio y tanta negativa a procrear como dios manda. No sé si al papa Francisco le llegan las perlas que suelta el adalid de la cristiandad que tiene por estos lares o si coincide en su visión apocalíptica de la perniciosa sociedad a la que vamos abocados, pero muestras ha dado ya de sobra Cañizares para que alguien le pida un pelín de moderación.

Hace poco ya copó titulares al cuestionar los motivos de los refugiados sirios para dejar su país, al preguntarse si "esta invasión" es "trigo limpio", y si la crisis de los refugiados puede ser "el caballo de Troya dentro de las sociedades europeas". Otra joya del cardenal fue afirmar que "no es comparable lo que haya podido pasar en unos cuantos colegios de Irlanda (en referencia al abuso sexual de menores por parte de miembros de la Iglesia), con los millones de vidas destruidas por el aborto", o calificar a los ateos de "vacíos desorientados" que sólo buscan "el dinero, el sexo y el goce narcisista". Desde luego, lo tiene claro y no se corta un pelo, pero no quiero pensar qué sentirán sus feligreses ante semejante visión de sus congéneres.

Antes de ser arzobispo de Valencia, Cañizares fue nombrado por Benedicto XVI prefecto de la Congregación Vaticana para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, un cargo precioso del que lo sacó el papa Francisco para mandarlo a Valencia. Mira que a mí me gusta este nuevo Papa, pero hay cosas que cuesta entender por mucho que uno tenga buena voluntad. Santidad, ¿no cree que en la Comunidad Valenciana ya hemos tenido suficiente penitencia por los pecados que hayamos podido cometer con los sucesivos gobernantes que hemos tenido la desgracia de padecer? ¿Es necesario también tener que sufrir al reverendísimo señor cardenal? De verdad que yo creo que buscando, Lot podría encontrar a suficientes personas de buen corazón para no seguir atormentándonos.

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