La responsabilidad fiscal no va con nosotros. Bueno, no va con nosotros como españoles. Como gallegos, sí. La Xunta ha cumplido con la senda de déficit que le han ido marcando. Una senda discutible y exigente. Pero lo hemos hecho; asumiendo los costes. Otros, la mayoría, no.

El problema en 2015 ha sido que el gobierno central se sumó a la fiesta y se olvidó de hacer los deberes. Adelantó la rebaja del IRPF y devolvió pagas extras a la busca de votos; y siguió con las muy generosas bonificaciones a la seguridad social de los nuevos contratos. Pero se olvidó de que el objetivo era el -4,2%. Que no es poco para un crecimiento del PIB del 3,2%.

Las consecuencias las empezaremos a pagar ahora. El nuevo gobierno de España va a tener que ajustar el presupuesto en curso y seguir a ello en 2017.

La realidad es terca. Tenemos un sistema fiscal incapaz de financiar la cartera de servicios públicos que queremos. Y la solución es dual. Toca reformar a fondo y de verdad el sistema tributario para que sea más eficiente y justo; y para que genere más recursos si queremos tener buenos servicios públicos. Alternativamente, podemos decidir optar por servicios recortados. Porque la realidad es que la grasa que queda ya en el sector público es más bien escasa.

Lo que no es posible es seguir actuando de forma irresponsable. Los programas de los partidos en las elecciones de Junio deberían ser claros y transparentes sobre cómo afrontar el desafío fiscal.

*Director de GEN (Universidade de Vigo)

@SantiagoLagoP