Desgraciadamente en nuestra villa no quedan edificios de gran valor arquitectónico o histórico, pues destruido el edificio del Priorato, cuna y crisol de nuestra villa, por la incultura, la barbarie y la incomprensión, que pesa y pesará en la conciencia de los marinenses, como una infidelidad a nuestra historia, un desprecio a la tradición y un atentado contra nuestros orígenes, apenas quedan una media docena de casas, el colegio de la Inmaculada y nuestra iglesia vieja. Y hoy, nuestra vieja iglesia, en estado calamitoso de conservación y que transmite un estado de abandono que clama por una urgente actuación de limpieza total y reparación de la fachada, sobre todo en la zona del campanario. Ya que la última reparación fue realizada hace más de treinta y cinco años, en 1978, y que costó alrededor de cincuenta mil euros, abonado por suscripción popular.

A modo de resumen recordaremos las características y la historia de la que fue nuestra primera parroquia, allá por el siglo XV. Es de fábrica barroca de austera belleza, tiene planta latina y sus naves artesonadas, sus arcos nervados y con bóveda absidal de ojiva, en la clave figura el escudo de Osera, realizada por el maestro García de Arce. Contiene dos hermosos retablos barrocos, San Miguel y San Antonio y el neoclásico del Carmen, realizados por Gaspar y Bernardo de Canle y Benito Collazo. Con la llegada de los monjes de Osera, reconstruyeron la antigua ermita de Nosa Señora da Guia, convirtiéndola en iglesias del Priorato, adaptándola a una estructura románica de una sola nave, posteriormente se realizaron obras de reformas entre ellas la construcción de la Capilla Mayor que en 1603 que fueron realizadas por el maestro García de Arce. Más tarde en 1703 se acometieron obras de ampliación de la nave por su parte media añadiéndole la actual Capilla Mayor con el cimborrio y el coro, rehecha en 1713 por deficiencias en la construcción. Por último en 1739 se terminaron las obras de ampliación con la construcción de la fachada principal y el campanario, quedando con estructura barroca, tal como la conocemos actualmente.

Y para evitar que a nuestra vieja iglesia, donde tantos miles de marinenses se bautizaron, se confirmaron, recibieron la comunión y se casaron, le pudiera pasar lo mismo que a nuestro añorado Priorato, hacemos un llamamiento a las autoridades locales y a todos los marinenses para que se preocupen de ella y no la dejen arruinarse para no llegar a la desgraciada situación en la que nada hicimos por mantener en pié el símbolo de nuestro nacimiento y desarrollo. Habrá que preocuparse en mantener en perfectas condiciones el último vestigio de nuestro pasado. Por lo que sería necesario hacer un estudio sobre la situación actual y cuáles son las actuaciones que necesita para mantenerla en perfecto estado de conservación y presentación, que en estos momentos no tiene.