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¿Estamos preparados?

Hace unos días me encontré con un amigo que reside desde hace años en Estocolmo y en la conversación hablamos de la movilidad en Suecia donde la costumbre de andar en bicicleta ya es antigua y muy popular, pero pronto la conversación derivó hacia los inconvenientes, cómo la nieve, las largas distancias y todas las escusas que nos ponemos para no rendirnos a la evidencia de las ventajas que supone este medio de transporte, pero lo que me hizo reflexionar fue cuando me comentó que en su casa tenían dos coches, claro el de él y el de su mujer y que estaban pensando sino vender los dos al menos uno. Yo le dije, hombre el coche en un lugar tan frio siempre será mejor tenerlo que no y de repente me enseña su móvil y en él un aplicativo informático en el que una empresa tiene desplegado por el territorio y están geo localizados, un considerable número de vehículos, entre los cuales elijes el que te viene mejor y accedes a él indicando un código que te facilita la web, en la que estás inscrito y te cobran por minuto de utilización, aproximadamente un euro. Me dice que se utilizan mucho para desplazamientos cortos como el llegar a aeropuerto o estación de tren y que empiezan a ser populares

Todo esto es apasionante, todos vamos comentando experiencias sobre tecnologías cada vez más avanzadas aplicada a nuevos modelos de negocio que nos sorprenden y efectivamente en muchos casos nos facilitan nuestro día a día, pero el cambio acelerado y la innovación constante nos está haciendo perder una perspectiva importante como es la transición de un modelo que exige la incorporación intensiva de la mano de obra en los procesos productivos a otro modelo donde la demanda de bienes y servicios conocida tiene una rápida mutación o partes importantes del proceso de producción y comercialización es sustituida por maquinas o software, pero con una consecuencia dramática y de percepción difusa como es la progresiva e imparable pérdida de puestos de trabajo y o la disminución de la retribución laboral y por tanto de las rentas de las economías familiares.

Por todo esto creo que debemos tomarnos en serio la definición de lo que debemos considerar como un puesto de trabajo en el futuro y acelerar el proceso de adaptación a la nueva economía.

*Economista

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