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De nuevo Porto Cabral

Como un remedo del inacabable cuento de la buena pipa vuelvo a referirme al absurdamente problemático Porto Cabral. Y lo hago, en primer y primordial lugar porque el resultado de la reciente votación de los comuneros abre una ventana a la esperanza, que debe consolidarse con la manifestación de cordura y respeto democrático de los vencidos en las urnas. Pero también motiva estas líneas el recordar que en la nefasta discrepancia entre los comuneros, los detractores han recibido el espaldarazo de la peligrosa anulación del PXOM y que ahora, mientras se trabaja en arbitrar una imprescindible y urgente salida a tal anulación, la británica Eurofund pide al Ayuntamiento que garantice el mantenimiento de uso de los terrenos en que pretende desarrollar el magno complejo comercial y de ocio. Totalmente lógico que quien está dispuesto a invertir 500 millones de euros busque la máxima seguridad; pero a este respecto, resulta decepcionante que la respuesta municipal, sin ser negativa, haya sido poco concreta y, por supuesto, sin mostrar el entusiasmo y firmeza necesarios para fortalecer la decisión del inversor. ¿Es consciente el Concello de la baza que está en juego?

Debo confesar que antes de producirse la nueva y esperanzadora situación no me había planteado volver sobre el tema y que incluso había empezado a olvidarme del futurible resort lúdico y comercial al que con honestidad defendí en varias ocasiones y sigo defendiendo, aunque tal vez admita matizaciones. Pero ahora a mayor abundamiento y al margen del motivo prioritario, la nueva alusión al emporio se justifica porque hallándome en el hall de un organismo oficial, esperando ser recibido por su Presidente, me abordó un caballero, educado y agradable comunero de los montes de Cabral, para manifestarme que lamentablemente mis artículos habían hecho mucho daño al conjunto de comuneros a que pertenecía. La sorpresa no pudo ocultar la ufanía de mi ego, al constatar, agradecido, que se leían mis artículos y que su contenido tenía cierto peso específico .

Hablamos un buen rato y pronto coincidimos en abogar por la defensa de la naturaleza, pero manteniendo posiciones diametralmente opuestas en cuanto a la materialización del proyectado complejo. Sin embargo, mi interlocutor llegó a admitir la conveniencia de que Vigo contase con unas instalaciones cuyos beneficios ya habían sido revalidados en otras ciudades españolas, pero manteniendo su declarada oposición a los planes de Eurofund por no haber elegido el lugar apropiado para evitar un delictivo ataque al medio natural. Aun sin tener suficiente información para juzgar el acierto o error de su planteamiento, me parece que, en principio, los responsables del proyecto, sin renunciar al inexcusable logro del objetivo, debieran evaluarlo.

Tal como prometí en la grata conversación con el comunero, me hago eco de este matiz, pero sin poder aceptar la posible pérdida de una oportunidad única. Quiero creer que lo manifestado por este comunero abre otra ventana a las posibilidades de negociación, sin que ni tirios ni troyanos traten de cerrarla y que el buen sentido, la solidaridad y la responsabilidad acaben llevando el barco a buen puerto; sopesando con honestidad la verdadera importancia del contenido de cada brazo de la balanza.

Solo con considerar la experiencia de Zaragoza puede afirmarse categóricamente que Porto Cabral transformaría beneficiosa y radicalmente el nivel económico de una entrañable zona de la ciudad e irradiaría sus efectos a todo Vigo. Renunciar al maná del cuerno de la abundancia es una condena para futuras generaciones a las que será difícil dar explicaciones justificativas de la pérdida de miles de puestos de trabajo y de que millones de visitantes escojan otros derroteros Por su importancia y urgencia no sería descartable arbitrar medidas similares a las de la ampliación de Citroën. Medítenlo también los responsables del Concello para evitar peligrosos titubeos al tramitar el nuevo PXOM.

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