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José Manuel Ponte

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José Manuel Ponte

El advenimiento de la República

Todos los años por estas fechas, y en vísperas del 14 de abril, releo el libro de Josep Pla "Madrid. El advenimiento de la República". Un libro magnifico, todavía muy fresco, que es una de las mejoras crónicas que se han escrito sobre el cambio de régimen en la España de 1931, cuando de forma muy rápida y pacífica cayó la monarquía de Alfonso XIII y fue sustituida por una forma de gobierno que solo había de durar nueve años. Los seis primeros agitados pero prolíficos en avances democráticos y reformas modernizadoras y los tres últimos arrasados por una guerra civil que concluyó con una amarga derrota y un largo exilio.

Cuando Pla redactó ese libro en forma de dietario el escritor gerundense tenía treinta y cuatro años y ya estaba en la plenitud de un estilo que lo habría de situar entre los mejores prosistas de su época. Un estilo que tiene la virtud de hacernos revivir los primeros momentos del cambio político con una plasticidad admirable casi como si estuviéramos en primera fila del acontecimiento. Gracias a ello podemos saber cómo fue el último Consejo de Ministros que presidió el Rey en palacio para analizar las posibilidades de supervivencia de la monarquía tras el resultado de las elecciones municipales que habían sido favorables a los republicanos en las ciudades más importantes. El gabinete estaba dividido entre los que apostaban por adoptar una política de fuerza y los que preferían negociar con la oposición una salida.

Al final, tras una consulta con las capitanías generales del ejército, el Rey optó por desistir y marcharse aunque sin renunciar a los derechos de la dinastía. "Podría, seguramente resistir -dice Alfonso XIII a uno de sus ministros- pero la fuerza material no puede emplearse cuando no se tiene fuerza moral para ello".

Una cautela que con el paso del tiempo se reveló de gran utilidad. Treinta y ocho años más tarde, un general ferrolano, Francisco Franco, nombró sucesor suyo a título de Rey a su nieto Juan Carlos de Borbón y restauró la monarquía. Y gracias también a Pla y a su espléndida prosa podemos revivir el insólito viaje en taxi de Miguel Maura y de Manuel Azaña hacia el Ministerio de la Gobernación en la Puerta del Sol, para tomar posesión en nombre del gobierno provisional de la República.

Azaña, sudoroso y temiendo que iban a ser ametrallados por su audacia y Maura decidido a todo. Nada de lo que temía Azaña sucedió. La Guardia Civil de la puerta se cuadró ante su presencia y Maura ocupó un despacho desde el que fue llamando a todos los gobernadores civiles para que renunciasen a su cargo. "A las seis y media de la tarde -escribe Pla- el régimen republicano fue instaurado oficialmente en toda España. A medida que Maura fue telefoneando, Azaña se fue quitando la angustia de encima y acabó en un estado de fatiga tranquilizada".

Pocas veces en la historia se habrá visto un cambio de régimen tan rápido y pacífico. De vuelta al hotel tras una jornada tan intensa, el escritor gerundense se encuentra con Julio Camba, el humorista arousano que ha venido a Madrid por si el nuevo gobierno le concede una embajada. "Sería un gran embajador -reflexiona Pla- juega al póker como los ángeles".

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