Pocas veces uno de mis artículos se movió tanto en las redes sociales como De la abyección a la cátedra que escribí para salir al paso de la caza de brujas, libelo mediante, lanzada por Ignacio Sánchez-Cuenca. El inquisidor en agraz arremetió recientemente contra articulistas, filósofos y escritores que además de no caerle bien y acomplejarlo por insignificante, pobre hombre, han incurrido, según él, en crimen de lesa obsesión españolista no solo contra el terrorismo separatista sino también contra sus variantes nazionalitaristas -así llamadas democráticas- de alta, baja y media intensidad.

Tomando como pretexto el contenido de mi columna, en el muro de Sánchez-Cuenca en Facebook se concitaron sus seguidores y, es normal, procedieron a lapidarme. Dado que esa chusma no está acostumbrada a contundentes réplicas, han reaccionado al estilo de los/las Drama Queens: primero provocan y después dramatizan la situación presentándose en tanto víctimas. Algunos aún van más lejos y al tiempo que aplauden con manos y orejas el libelo les indigna que este diario haya publicado mi crítica (asimetría de juicio natural en los Drama Queens)

El afán represor de nazionalitaristas y podemitas es una constante que los delata. Parecen olvidar que Errejón fue cofundador de la asociación Contrapoder que organizó las manifestaciones de rechazo, vulgo escraches, a la presencia de Rosa Diez en la UCM donde profesa Sánchez-Cuenca. Por otra parte, el común chapoteo en el lodazal moral contra los constitucionalistas y la confluencia con ETA en el odio a Rosa Diez, Juaristi y Savater aclara definitivamente por qué Podemos, y Sánchez-Cuenca, han axiomatizado la plurinacionalidad de España y cohonestado el derecho a decidir y el de un referendo vinculante de independencia en Cataluña (y en el País Vasco y en Galicia llegado el caso) que no reconoce la ONU, ni la CE ni ningún organismo internacional.

En lo que concierne a mi desmantelamiento de varias afirmaciones del panfleto de Sánchez-Cuenca, el victimismo lo justifican porque manifesté que no lo había leído entero. Efectivamente, ni lo leí ni leeré y no obstante me sobran elementos, y argumentos, para afirmar que es infumable ¿De popa a proa? De popa a proa. Uno ya es mayorcito para distinguir el trigo de la paja.

Contraejemplos

En matemáticas es suficiente un contraejemplo para tumbar una conjetura sin necesidad de tragarse una larguísima, y falsa, demostración que busque convertirla en teorema. Tampoco tengo necesidad de comer un pollo entero para forjarme una opinión respecto a la calidad gustativa si el primer muslo que deguste está podrido. Respecto al libelo de Sánchez-Cuenca me limité a desmontar tres ejemplos -tres descaradas manipulaciones relativas a Juaristi, De Azúa y Savater- que él puso en la red. Su arrogancia y pedantería (no exenta de ingenuidad) es de tal calibre que en el arranque del adelanto propagandístico-promocional invita al lector a que coja aire, pues necesitará aguantar la respiración en estas primeras páginas de inmersión profunda. Quiere decirse, en opinión del propio autor lo esencial del libelo, su profundidad crítica, el núcleo duro, se encuentra en la presentación. Eso es lo que afirma, escrito está.

Ahora bien, después de aceptar la invitación y bajar al pozo repleto de inmundicias -y, sobre todo, de imbecilidades- aún tienen el desparpajo de pedirme que lea el resto de una vulgata rencorosa. Ni de coña ¿Para qué si la entrada de por sí constituye un odioso compendio de la mediocridad y bajeza del resto? Que Sánchez-Cuenca rebata primero mis argumentos (seguro que en este diario darán cobijo a su réplica). De momento, a falta de mejores razones, escribió en su muro que mi pajarita le mola. Siento darle otro motivo de envida, la vida es así de injusta: no es suficiente que compre una docena de pajaritas para parecerse a mí. Alabo su buen gusto pero le informo que los señores combinamos las pajaritas con camisas de botones ocultos -à boutons cachés- en mi caso de seda y a medida. Los bad boys adoramos la incorrección política y la seda y detestamos la vulgaridad y el postureo.

La vida no es un muro de Facebook

Todos conocemos las leyendas de aquellos pistoleros del Wild West que buscaban nombradía cargándose al más reputado. También Sánchez-Cuenca cargándose de razón tiene derecho a crecer a costa de terceros más grandes que él siempre que asuma riesgos (entre ellos el de ser criticado) y no manipule mezquinamente y tergiverse conscientemente lo que han dicho o hecho otros que considera adversarios intelectuales (a veces da la impresión que los toma por enemigos personales) porque esos métodos incurren en manipulación descarada de la objetividad. En cualquier caso, no puede pretender que le salga gratis la intentona toda vez que su impunidad no va más allá de los ámbitos políticos y culturales que controlan Podemos o los nacionalistas. La vida no es su muro de Facebook abierto a los palmeros si no la polisemia de la diversidad. Al parecer le cuesta entenderlo. Y a sus seguidores y hagiógrafos mucho más.

Arquetípico Drama-Queen

Podemos y los nazionalitaristas controlan los resortes del poder de las Facultades de Ciencias Podridas -digo, Políticas- en Madrid y Barcelona (y en otras plazas fuertes también) que es donde quiere hacer carrera Sánchez-Cuenca antes de que le nombren consejero áulico de alguien o algo. Con tal fin, el susodicho larga por la borda toda la bilis que lleva dentro endosándole a Juaristi el mismo discurso que ETA; a De Azúa la impostación del rôle de falso exiliado catalán en Madrid; a Savater el desprecio de los parados. Y prosigue Sánchez-Cuenca con largo rosario de vilezas escupidas a otros personajes públicos que -sintetizando- trata de españolistas, incompetentes, instalados y reaccionarios. De consuno, Sánchez-Cuenca dixit, El problema se agrava porque estos intelectuales consagrados, muchos de ellos consumidos por la vanidad de los personajes que han creado, aceptan muy mal la crítica. No veo que acepte deportivamente la que le inflijo a él en consonancia con la provocación de su autoría. Está claro, es un Drama Queen arquetípico.

Ni siquiera es falso

Expliqué y confirmo que no voy a gastar ni un céntimo para satisfacer los cálculos de Sánchez-Cuenca comprándole el provocador libelo que acaban de publicarle, pero después de leer en la red el adelanto propagandístico-promocional el diagnóstico cae derecho como el halcón sobre la presa: ni siquiera es un intento de ensayo.

Ni siquiera es falso fue el veredicto que emitió Wolfgang Pauli refiriéndose despectivamente (es ist nicht einmal falsch!) a un artículo de física que le sometieron a evaluación. La expresión se ha consolidado y usualmente se utiliza en casos como el del frustrado intento perpetrado por Sánchez-Cuenca. Y digo que su panfleto ni siquiera es un intento de ensayo porque el autor no muestra ni una, al menos, de las cualidades que se requieren para practicar el género: originalidad o erudición o capacidad analítica.

Quedaría otra posibilidad, incierta y rara en quienes escribimos: que Sánchez-Cuenca fuese objetivo y brillantemente expresivo. Tampoco es el caso. Por el contrario, la relamida presentación que leí está transitada por tal autosuficiencia y arrogancia, tan sesgada y huérfana de clase intelectual y de razones de peso, que parece la obra de un macarra que por ser de Vuelta Abajo trabaja con el carajo. Rasgo sicológico común en podemitas y nazionalitaristas: engallados y arrogantes hasta la soberbia (y hasta la violencia) cuando creen que van ganando. Pero al mismo tiempo lastimados en el fuero interno por la consciencia de la malograda hombría. De ahí que el churro introductorio del libelo rezume de la cruz a la fecha una tristeza aceitosa, como el autor, una indigencia intelectual mugrienta, una envidia hacia quienes critica que, en conjunto, acaban suscitando la piedad del lector, a lo cual coadyuvan la sonrisilla de conejo y la mirada melancólica de perro apaleado (bien lo siento) que exhibe en las fotografías oficiales. Comentarios que deslizo sin otra intención que compensar los que a mi aspecto dirigieron algunos amigos suyos en Facebook.

Pensamiento fofo

Reprocha Sánchez-Cuenca a quienes vilipendia que hayan confiscado el debate político, en tanto españoles dolidos, excluyendo los verdaderos problemas -verbigracia, los económicos- al carecer de preparación técnica para abordarlos. Como garante de su argumentación en cuanto al ensimismamiento españolista se considera avalado por Javier Varela que en su análisis histórico de los intelectuales, ya mostró que la obsesión con el problema nacional viene de lejos. Hombre, y tan de lejos. Como que en 1934 Companys intentó un golpe de Estado independentista contra la República. Hombre, y tan de cerca. Como que hasta hace cuatro días nos asesinaban en el País Vasco por ser españoles y después pintarrajeaban la casa del difunto: Jódete, fulanito. Evidentemente, ni a Varela ni a Sánchez-Cuenca los nazionalitaristas nunca les talarán, con nocturnidad y alevosía, los árboles del jardín como a Boadella hace una semana.

Para remediar la situación Sánchez-Cuenca apela a la juventud bien formada hoy día: En nuestro país hay mucha gente con preparación suficiente y ganas de renovar y mejorar el nivel de nuestro debate público sobre la política. A uno no le queda más remedio que pensar en quienes otrora suscitaron la admiración de Sánchez-Cuenca. Verbigracia, la ministra de Sanidad de Zapatero usuaria de pulseritas milagreras. O el ministro de Economía que decía que para ahorrar energía había que ir al trabajo sin corbata y, en plena galopada de desempleo, que en España cabíamos 65 millones. En definitiva, la propuesta de Sánchez-Cuenca es esta: cambiar el pensamiento españolista por el pensamiento fofo.

Last but not least, hay dos temas que en alguna ocasión trató Sánchez-Cuenca tangencialmente: la desigualdad económica y la eventual salida del euro. En eso quizás hubiéramos podido entendernos pero no los trató bien. Tendré que volver a tratarlos yo, espero que tome apuntes.