Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Matías Vallés.

El arte ¡guau! Y el arte ¿eh?

Me siento culpable cada día que no leo a Flaubert, no escucho a Haydn y no reflexiono a Hegel. Imaginen mi alivio cuando atiendo a Rafael Sánchez Ferlosio confesando que nunca estrechó entre sus brazos a Madame Bovary. O a Cortázar anunciando desde su rayuela infinita que un cuarteto de Haydn durmió a la Maga sin remedio. O a Bertrand Russell en campaña para prescindir en pleno de los contorsionismos verbales hegelianos, de los que reniega por superfluos. Puedo encontrar un desmentido tranquilizador para cada cumbre cultural resplandeciente, Nabokov tildando a Don Quijote de "cruel y tosco" con el auxilio de Borges.

Llamamos obras clásicas a las que obligaríamos a disfrutar a los demás, pero tienen ustedes derecho a exigirnos una precisión adicional. Ed Ruscha, campeón de las disciplinas plásticas californianas, adquirió notoriedad al concluir que el buen arte nos hace exclamar "¿Eh? ¡Guau!", mientras que el mal arte nos provoca un "¡Guau!, ¿eh?". Siempre lo escribo al revés, espero haber acertado esta vez. Y antes de menospreciar la capacidad normativa del artista estadounidense, recuerde que vende cuadros a 30 millones de euros. Sabe de qué habla.

La incultura genera ansiedad, que en mi caso se desvanece en cuanto rememoro a Francisco Rico concluyendo que Shakespeare era un autor de obras populares. Hoy escribiría teleseries. Además, cuando Putin nombra ministro de Defensa a Serguei Choigou, le recomienda que vea House of Cards para no perder de vista lo esencial, la lucha a muerte por el poder. Por tanto, un catedrático de Harvard que desee entender la Rusia contemporánea deberá administrarse una dosis de culebrón en lugar de perder el tiempo con las dos obras maestras de Tolstoi, Guerra y paz.

Bush invita a los jefes de los estudios de Hollywood a la Casa Blanca después del 11S, para imaginar catástrofes futuras. Moscú difunde fotos de sus bombardeos en Siria que están plagiadas descaradamente de Top Gun, pero solo podrá descifrar su intención quien examine la película a conciencia. Vaya, que acabo el artículo mucho más reconfortado que al emprenderlo. Flaubert tendrá que esperar.

Compartir el artículo

stats