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Tradiciones

El ciclo de las fiestas populares

Hace poco que terminó en nuestra tierra el ciclo festivo del carnaval. Tema que nos motiva para escribir sobre el ciclo anual de las fiestas populares gallegas. Estamos seguros de que, después de India, en Galicia tenemos el más rico y completo ciclo anual de fiestas populares. Tan rico legado de nuestros antepasados debe ser apoyado, promovido, respetado y celebrado por todos los gallegos. La mejor manera de que permanezca es llevarlo a las escuelas, donde a lo largo del curso y en todos los niveles de la enseñanza, es necesario organizar las diferentes fiestas del ciclo. Promoviendo la participación lúdica y agradable de los estudiantes. Además de informar de manera dinámica y didáctica sobre el sentido específico de cada una de las fiestas. Su origen, su historia, los lugares del mundo donde se celebra y las características específicas de cada fiesta. E incluso el sentido de la fiesta en el mundo actual y el sentido que tiene dentro de nuestra cultura. Haciendo comparaciones con otras culturas, en las que se celebran fiestas similares. Tanto en las culturas orientales, como en las occidentales, dentro de nuestra península y en el ámbito europeo. En la India, por ejemplo, coincidiendo con el inicio de las estaciones del año, el año nuevo y los días de luna llena, se celebran infinidad de fiestas populares variadísimas, dedicadas al sol, las estrellas, la luz que nos ilumina, el fuego, el agua, la tierra, los cultivos, las flores, los animales, el arroz, la vaca, los frutos, los colores?Llenas de colorido, danzas, música y la alegría de las gentes, como la de la primavera, llamada "holi" o fiesta de los colores, y la del otoño, llamada "divali" o fiesta de las luces. A esta larga lista de fiestas populares hay que sumar las numerosísimas fiestas propias de las religiones de la India, que en el caso del hinduismo casi las podemos considerar como populares, debido a la participación total y fervorosa, durante varios días, de los que profesan esta religión predominante en la República indostánica. Entre ellas destacan las fiestas dedicadas a los diferentes dioses y diosas hindúes: Durga ( la de los diez brazos), Lakshmi, Kali, Krishna (el dios del amor, con Radha su amada), Ganesha (el dios elefante, de la abundancia), Honuman (el dios mono) y Sarasvati (la diosa de la sabiduría, cultura y educación), conmemorada en la mayoría de las escuelas por los estudiantes. Y están también las distintas fiestas de los que profesan el mahometanismo (la segunda religión de India en número de miembros), el budismo, el jainismo, el cristianismo (iguales que las del mundo cristiano), el sikhismo y los parsis. De alguna forma podemos considerar como equivalentes, por su similitud, las fiestas de los dioses y diosas hindúes, con nuestras fiestas católicas de homenaje y culto a las vírgenes, santos y santas: Santa María (en todas las variedades), Santa Ana, Santiago Apóstol, San Juan, San Antonio, San Pedro, Nosa Señora da Barca, S. Andrés de Teixido, la Peregrina, S. Benito, S. Lázaro, S. Roque, la Inmaculada, Nosa Señora do Libramento, Nosa Señora do Desterro, Os Milagros, Nosa Señora da Guía, la Encarnación, S. Rosendo, S. Martiño, S. José, el Carmen, los Dolores, el Corpiño, la Madanela, Pena de Francia, Fátima, Santa Lucía, A Saleta y otras muchas.

Cuando visitamos por primera vez la maravillosa ciudad santa hinduista de Benarés, quedamos gratamente sorprendidos al comprobar que en los "ghats" (escaleras del río) del sagrado Ganges, todos los días del año, durante más de dos horas, se celebra un acto dramático y musical en honor a los principios de la vida, al agua, a la tierra, al aire y al fuego. Estos principios, de los que ya hablaban los primeros filósofos griegos, y el devenir del tiempo que provocan las estaciones, están en la base del ciclo anual de nuestras fiestas populares. Los equinoccios y los solsticios, vitales para que tengamos vida y la naturaleza cambie a lo largo del año, dándonos las flores y los frutos, a los animales y a nosotros, enmarcan el ciclo. El Planeta Azul da vueltas sin parar con un ritmo calculado, como el de un reloj de precisión. Tiene que existir, seguramente, un "Guardador del Universo". Si llegase a parar moriríamos todos en el acto y nuestros cuerpos saldrían volando hacia el infinito. Las fiestas populares aquí y en la India, y en otros muchos lugares, obedecen a este ritmo natural y cíclico. Son muy interesantes los estudios de James Frazer en su lindo libro La rama dorada. Igual que los del rumano Mircea Eliade, que escribió muchos e interesantes libros, entre los que podemos destacar La noche de San Juan, Lo sagrado y lo profano y El mito del eterno retorno. Merece ser citado también Julio Caro Baroja, que escribió monografías tan atractivas sobre estos temas como El Carnaval, El estío festivo y La estación del amor. Entre los gallegos y portugueses merecen ser destacados el Padre Antonio Lourenço Fontes, felizmente vivo en su Montalegre transmontano, José Leite de Vasconcelos, Pires de Lima, Ernesto Veiga de Oliveira, Teófilo Braga, Rocha Peixoto, António Cabral, Florentino Cuevillas, Vicente Risco, Ramón Otyero, José Filgueira, Fermín Bouza-Brei, Manuel Taboada Chivite, Castelao, Ben-Cho-Shey, Joaquín Lorenzo, Antonio Fraguas y Fidalgo Santamariña. Entre los vivos, Manuel Mandianes, Clodio González, Felipe Senén López, González Reboredo, Xavier Paz, Enrique Bande, J. A. Tarrío, Paulino Izquierdo, José Paz y Gerardo Dasairas.

Infelizmente en Ourense, desde hace mucho tiempo, la fiesta popular de las hogueras de S. Juan casi no se celebra, excepto en contados lugares. Nosotros recordamos, no sin nostalgia, la manera de cómo se celebraba en nuestro municipio y sus aldeas, con las famosas "trastadas" por la noche, hechas con humor auténtico, alegría, diversión y sin hacer daño.

Levantándose al amanecer para ver "bailar el sol". Hace varios años, cuando en el ayuntamiento de Ourense existía un "Consello Municipal de Cultura", que mucho nos gustaría verlo recuperado, con acierto, el desaparecido Balbino Álvarez, mandaba a Paulino Izquierdo, José Paz y Enrique Bande a hablarles a los escolares de los diversos centros educativos de la ciudad sobre nuestras fiestas populares, y, en concreto, del carnaval y sus orígenes, de los "Maios" y de los magostos, respectivamente. Todos los alumnos se sorprendían cuando se les comentaba en estas charlas que la fiesta del "Nadal" o Navidad no era la más antigua, como equivocadamente pensaban, sino la de los "Maios", nacida a finales del periodo prehistórico del Paleolítico. Fiesta esta que sería muy necesario volver a celebrarla el día 3 de mayo, como desde tiempo atrás siempre fue, desde que fuera cristianizada, haciéndola coincidir por una Bula del Papa con la festividad de la Santa Cruz.

El ciclo anual de las fiestas populares gallegas tiene como celebraciones fundamentales, y en muchos casos con un ciclo propio en cada una de ellas, el Carnaval o "Entroido", que con gran esplendor se celebra en numerosas localidades ourensanas (Laza, Verín, Xinzo, Castro Caldelas, Viana do Bolo, Valdeorras?) ; los "Maios", a principios del mes de mayo, mes de las flores, y muy celebrados en Ourense, Pontevedra, Marín, Vilagarcía, Verín y Monforte; el "Corpus", que fue célebre en Ourense y se mantiene en Ponteareas, Redondela y la localidad portuguesa de Monção; las hogueras de S. Juan, llamadas "cacharelas", con grande esplendor en A Coruña y lugares de nuestra costa; los Magostos, alrededor de la festividad del S. Martiño, patrono de nuestra ciudad, y el ciclo de "Nadal" o Navidad, en diciembre y principios del mes de enero. Observarán los lectores que no incluyo en el ciclo esa fiesta denominada "Samaín", pues fue importada recientemente y no la consideramos propiamente gallega. A este rico y largo ciclo de fiestas es necesario sumarle las distintas fiestas de verano de cada aldea, pueblo y parroquia, celebradas a lo ancho y largo de nuestra tierra, para homenajear a numerosas vírgenes, santos y santas, con múltiples romerías. Y, ¿por qué no?, las también numerosas fiestas gastronómicas que fueron naciendo en distintos lugares a lo largo del año y en las últimas décadas: del cocido de Lalín, de la empanada de Allariz y Bandeira, del pulpo de Carballiño, del pimiento de Arnoia y Oímbra, del aguardiente de Portomarín, del vino de Leiro y de Ribadavia, del queso de Arzúa, del pan de Cea, de la bica de Trives, del "peixe" de Bande, de la lamprea de Arbo, del marisco de O Grove, del jamón de A Caniza, del mejillón de Vilagarcía, del carnero "ao espeto" de Moraña, de la patata de Coristanco, de la ostra de Arcade, de la vieira de Cambados y, entre otras muchas, del longueirón de Fisterra. De alguna forma, estas fiestas sirvieron para ensalzar nuestros ricos productos y dar a conocer nuestras hermosas localidades. Muchas de ellas se celebran con grande esplendor y enorme éxito de participantes.

Por estar inmersos en nuestra cultura cristiana, en muchas de nuestras fiestas, como es natural, hay un sentido profundo relacionado con el Cristianismo y sus figuras. Cada una de estas lindas e importantes fiestas deberían ser incluidas en el currículum escolar de nuestra educación infantil, primaria y secundaria. Diseñando unidades didácticas globalizadas e interdisciplinares, por medio de las que se puedan trabajar todas las áreas y disciplinas de la enseñanza: lengua, literatura, matemáticas, historia, ciencias, geografía, ecología, teatro, juegos, música, canto, expresión plástica e icónica, educación física, idiomas y educación artística. En su día, la ASPGP publicó varias de estas unidades didácticas dedicadas a las fiestas del carnaval, los magostos, el árbol, la mujer, las hogueras de S. Juan, el "Nadal" y los "Maios". Y también, sobre esta última, el libro de la autoría del profesor José Paz titulado A festa dos Maios na escola, que se agotó al poco de salir a la venta.

Con la feliz unión de las concejalías de educación y de cultura, que infelizmente estuvieron separadas durante muchos años, tendríamos que aprovechar mucho más este hecho, facilitando la realización de actividades educativas, culturales y didácticas, de manera coordinada, en los centros de enseñanza de nuestra ciudad. Alrededor del ciclo anual de las fiestas populares antes reseñadas. Que, para que pervivan, tienen que promocionarse entre los más chicos. Los niños y los jóvenes son nuestro futuro y el de nuestra propia cultura. No lo olvidemos.

(*) Educador social y animador cultural.

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