Debo confesar que no me importa nada si el Barça gana la Liga o lo hace el Madrid, Real o Atlético. Mis pasiones al respecto son puramente locales. Fui un tiempo del Barça cuando jugaba el Guaje (y, ha mucho, cuando Quini), luego me pasé al Atlético con él. Ahora me tira algo el Barça de Luis Enrique, pues deseo que le vaya bien al compatriota, y me interesa bastante lo que ocurra en la cola de la Primera División. Creo que en esa cola, luchando de modo desesperado por no caer al pozo, está la Liga de verdad, y que la otra, la de los bien pagados que luchan por el triunfo, es bastante tonta, le falta el pestazo inconfundible de la vida real, en la que la sombra del fracaso siempre merodea y el día menos pensado se hace cargo de nosotros, para el despiece. En la cola de la Liga lo que cuenta es resistir y se sufre casi siempre, pero las pocas alegrías se sienten como actos de pura justicia.
